¿Qué tan probable es un golpe de estado en México?

¿Qué tan probable es un golpe de estado en México?

El pasa¿Qué tan probable es un golpe de estado en México?do 2 de noviembre, el presidente López Obrador mencionó en su cuenta de twitter que “…la transformación que encabezó cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado.”  El tema resulta relevante dado que ningún presidente mexicano, desde 1934 que hemos tenido periodos presidenciales completos, se había pronunciado públicamente mostrando alguna preocupación sobre un golpe de Estado dado por los militares. La gran pregunta es ¿por qué hacer una declaración tan peligrosa si desde 1946 los militares mexicanos se han mantenido disciplinada y fielmente al margen de las contiendas políticas? Seguramente el presidente tendrá sus fuentes de información que lo llevaron a hacer esa declaración, aunque también cabría la posibilidad de que fuera un desatino producto de una tensión real o percibida (de su parte) con algunos militares mexicanos. Sin embargo, valdría la pena analizar, qué tan probable sería un golpe de Estado como lo sugiere el presidente. Escenario 1. Podría ser que efectivamente hubiera una intención de un golpe de Estado producto de una tensión entre mandos militares y el presidente. Esta probabilidad sería muy baja dada las siguientes razones. Es cierto que las tensiones pudieran existir entre el presidente y los militares, pero las fuerzas armadas mexicanas siempre han mostrado que si bien tienen opiniones políticas, que es muy válido en democracia, son apolíticos. Su alto nivel de profesionalismo los ha mantenido alejados de la lucha por el poder. Algo que debemos reconocerles es que no las podemos comparar...
El futuro de las ciudades de y para la Seguridad Nacional

El futuro de las ciudades de y para la Seguridad Nacional

Las ciudades progresivamente se han convertido en lugares de las que dependen las Naciones, el valor simbólico y la concentración poblacional que tienen las hacen estratégicas para la permanencia y futuro de los países. Paradójicamente, sus características y los elementos que les dan fortaleza son también la fuente de sus vulnerabilidades ante riesgos y amenazas específicas, cambiantes y potencialmente destructoras. Pocas personas se cuestionan el futuro de las ciudades pese a que su composición se encuentra en un proceso de cambio. Si bien objetivamente pueden desaparecer en escenarios de guerra y la lucha clásica concentración de poder y control territorial; la tendencia es que su importancia dependa de la adaptación al desarrollo tecnológico y las condiciones de vida que puedan ofrecer a las personas para que se consideren atractivas. En cualquiera de los dos escenarios estos lugares y su impacto para las naciones obliga a comenzar a considerarlas como elementos centrales de y para la Seguridad Nacional. Las ciudades por la forma en que se encuentran constituidas: densidad de población, concentración de intercambios económicos, sociales y políticos y un extenso uso de sistemas, cada día más tecnologizados, hacen evidente que sean lugares estratégicos para la seguridad. En ellas, las grandes amenazas a la Seguridad Nacional, como las consecuencias del cambio climático, las pandemias, el funcionamiento inadecuado de la infraestructura o de las instituciones, por decir algunas, aumentan su impacto destructivo y disruptivo. Las políticas, programas y estrategias de Seguridad Nacional en occidente, en raras ocasiones hacen referencia a la importancia de estos lugares, pese a que en ellas se presentan los mayores riesgos y amenazas a los sistemas nacionales...
El presidente es un enemigo de la inteligencia

El presidente es un enemigo de la inteligencia

Richard K Betts escribió un libro en 2007 titulado Enemies of Intelligence: Knowledge and Power in American National Security que vale mucho la pena analizar a la luz de las últimas acciones del gobierno del presidente López Obrador en materia de inteligencia y seguridad. En términos generales, Betts sostiene que todo aquel que busca que la inteligencia falle, ya sea, de forma intencional o accidental, a través de la acción o la inacción, es un enemigo de la inteligencia. Estos enemigos se encuentran fuera y dentro de los sistemas de inteligencia, por lo que, se identifican a tres tipos de enemigos: Los primeros se llaman los enemigos naturales que son aquellos gobiernos extranjeros, o grupos (como el cartel de Sinaloa) o individuos en contra de los intereses de un país. Son enemigos que cuentan con intenciones políticas, criminales o económicas y capacidades suficientes para contrarrestar los esfuerzos del Estado que los combate. Los segundos son los enemigos inocentes. Estos son “aquellos profesionales de inteligencia que han permitido negligentemente que ocurran errores” (Betts, 2007).  Por ejemplo, el liderazgo ineficiente, el analista que establece una agenda de riesgos basado en suposiciones vagas, los funcionarios sin compromiso, los burócratas que no comparten información porque lo consideran su propio botín de guerra, los políticos que no crean bases de coordinación entre agencias, los legisladores que no dan certeza jurídica ni revisan los acuerdos con agencias extranjeras porque no está dentro de sus prioridades. A los terceros se les conoce como los enemigos inherentes, es decir a aquellos que están dentro del proceso mismo de inteligencia ya sea, como productores o consumidores de la...