- Las organizaciones e instrumentos internacionales diseñados al finalizar la segunda guerra mundial para lograr la paz mundial ya no son eficaces para prevenir las guerras del S.XXI. Desde la caída del muro de Berlín, cada vez que hay conflictos armados que involucran la utilización de fuerza militar a gran escala, la comunidad internacional y en especial el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no han sido capaces de articular mecanismos que prevengan y eviten contundentemente las acciones unilaterales de los países que buscan resolver sus diferencias por cuenta propia. Así lo fue en Kosovo, en la Segunda invasión a Irak, en Siria, en Crimea y ahora en Ucrania. El problema es que esto es un mal mensaje de la comunidad internacional y que repercute en conflictos en otras latitudes como en el Mar de China Meridional o incluso en la frontera entre México y Estados Unidos, en dónde líderes políticos podrían no encontrar límites internacionales a sus deseos injerencistas en otras naciones. Por lo tanto, así como en 1945 el gran desafío era crear un diseño institucional internacional que permitiera erradicar la guerra, en 2022 valdría la pena volverse a plantear el reto de cara a los conflictos que se avecinan en el S.XXI.
2. Se nota que el ejercito ruso ha cambiado sus estrategias de guerra, pero sigue mostrándose poco preparado para los desafíos de la guerra moderna. El ejército ruso ha hecho la tarea de modernización de sus tropas y mostrado que no son los mismos que ganaron en Georgia porque simplemente eran más soldados en el campo de batalla. Hasta el momento no se han visto las fallas de interoperabilidad que habían mostrado en Osetia del Sur en 2008 o la falta de movilidad de sus tropas en 2014. En la guerra con Ucrania han conseguido avanzar con eficacia los primeros días porque es un ejército más compacto (organizado en brigadas) y que, como indican los manuales, llevaron acabo un ataque preventivo, posteriormente sostuvieron la campaña aérea y en estos momentos están ejecutando el avance por tierra con los nuevos tanques T14-Armata. Sin embargo, el verdadero desafío es ganar las guerras hibridas que implica el empleo de otro tipo de estrategias convencionales y no convencionales de la guerra. Los Estados Unidos no lograron ganar sus guerras de esta naturaleza en Somalia, Irak o Afganistán; tampoco Israel lo logró contra Hezbollah en 2006. Rusia tiene experiencia en pelar este tipo de conflictos en Chechenia, pero las dimensiones son muy distintas en el teatro de operaciones ucraniano. De no lograr una victoria decisiva en Ucrania, es probable que sea el fin político del presidente Putin.
3. Ucrania, para sobrevivir, tiene que trasladar su defensa a la insurgencia armada y construir símbolos para dar identidad a los combatientes. No se prevé que alguna potencia internacional vaya a acompañar con fuerza a la causa Ucraniana. Por otro lado, el ejercito ucraniano tiene poca posibilidad de salir victorioso en el combate abierto contra el ejército ruso. Por lo tanto, las esperanzas de sobrevivencia se van reduciendo y quizá la más importante que tienen es la que implica transitar a la insurgencia armada y elevar de forma muy alta el costo de la derrota a Putin. Esto implica en que la insurgencia ucraniana se concentre en combatir los elementos orgánicos esenciales del ejército, población y gobierno ruso. Sin embargo, la estrategia tiene que recaer en meterse en la cabeza de la población rusa quien es la única –y no con muchas posibilidades—capaz de parar la invasión de su gobierno a través de la protesta de ciudadanos rusos en las principales ciudades de ese país. Kiev podrá ser ese símbolo palpable táctico de la resistencia insurgente, sin embargo, también tendrán que construir otros impalpables a nivel estratégico que no puedan ser derrotados fácilmente pero que sirvan como fuerza de apalancamiento en contra de la invasión. Es complicado que las negociaciones con Rusia prosperen en este momento ya que ambos países tienen fuerza y mientras eso suceda hay pocos incentivos para que lleguen a un acuerdo.
4. El desafío mas importante es el que tiene que ver con el cálculo sobre cuánto debe extenderse la guerra. El panorama no es alentador, por que Putin parece que buscará ganar al costo que sea y lograr que Ucrania no tenga ejercito para que no se una a la OTAN. Sin embargo, para lograrlo, tiene que aguantar las sanciones económicas y diplomáticas impuestas. El calculo ruso era ganar la guerra de forma rápida para que el costo no fuera relativamente tan alto. Pero si la guerra sobrepasa del mes habrá mucha presión sobre el gobierno de Putin por los costos económicos y sociales. Por su parte los ucranianos pueden resistir bastante tiempo dado el financiamiento que pueden tener de otras potencias tanto en armamento como en recursos. Varios gobiernos ven la oportunidad de derrotar a Putin políticamente, o al menos dejarlo en una posición muy débil, a través del del patrocinio y alargue de la guerra y que esto permita que surja un nuevo líder ruso menos adverso a los intereses de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, extender la duración de la guerra traerá enorme consecuencias humanitarias, desplazados y muertes para el pueblo ucraniano que harán insostenible continuar con la guerra.