El caso del General Cienfuegos tiene múltiples aristas que con el paso de los días, meses y años se irán aclarando. Esto no significa que, a una semana de la detención, comencemos a pensar en algunos de los saldos que se pueden observar. Uno de ellos, de mayor importancia para la lucha contra la criminalidad, es el actual y futuro estado de la cooperación internacional en materia de seguridad.
Para nadie es extraño que la cooperación entre países en materia de seguridad sea clave para la prevención, contención e investigación de los delitos. La globalización y el transnacional ismo, pese a lo que se pueda pensar, continúa siendo aprovechado de forma vigorosa por los individuos y organizaciones criminales para obtener recursos y poder económico.
Esta situación, desatada desde finales de los años noventa del siglo pasado, ha obligado a las instituciones de seguridad a establecer prioritariamente mecanismos de cooperación que con anterioridad se planteaban como imposibles, mismos que se han materializado como sistemas intercambio de información e inteligencia sensible en tiempo real. Cuestión, que se potencializó con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y los subsecuentes en España y Londres.
México es uno de los países clave para la lucha en contra de los fenómenos criminales de impacto global. Las poderosas organizaciones transnacionales mexicanas dedicadas primordialmente al tráfico de drogas, entre otras actividades criminales, se han vuelto una amenaza a la seguridad internacional que incide en los cinco continentes, de ahí que la comunidad internacional necesite y le exija al país contrarrestar la criminalidad y cooperar con las demás naciones afectadas.
Los convenios y/o acuerdos de colaboración firmados por México para contrarrestar la criminalidad y el terrorismo son amplios y variados, el país es parte de los mecanismos multilaterales y beneficiario de los bilaterales, mediante los cuáles apoya y es apoyado, de diversas formas, a otras naciones a enfrentar la criminalidad y sus consecuencias. Particularmente Estados Unidos ha sido el mayor receptor de dicha cooperación, que por el lugar geopolítico y ser el mayor mercado de drogas en el planeta, hace de esta nación un socio indispensable para México en la lucha contra la criminalidad.
La cooperación con Estados Unidos ha tenido una serie de particularidades en las pasadas décadas en el campo de la lucha contra el narcotráfico. La experiencia es amplia, se han presentado y utilizado desde la relevante certificación del siglo pasado hasta los centros de inteligencia conjuntos. En algunas épocas en pleno apoyo a las autoridades civiles federales, en otras al Ejército Mexicano, en menor medida a la Marina y con programas específicos para autoridades locales y estatales.
Esta cooperación, sin duda perfectible, históricamente ha dejado dudas en la psique mexicana sobre su legalidad, respeto a nuestra soberanía y beneficios, que pese a la evidencia de sus beneficios continúa siendo un tema cuestionado por políticos e instituciones y funcionarios desconfiados y renuentes a trabajar en conjunto. Las dudas, de igual forma que la facilidad de los responsables políticos y técnicos para culpar a Estados Unidos de nuestras fallas estructurales, son un claro impedimento para la cooperación. Si bien, el gobierno mexicano debería de exigir mecanismos democráticos de cooperación equilibrados en donde pueda aumentar su influencia en la lucha contra el crimen transnacional, también debería de esforzarse para crear instituciones profesionales que puedan aportar y, de ser necesario, cuestionar o modificar las agendas de seguridad internacionales.
La ya de por sí muy complicada cooperación internacional, para México en general, ha significado el seguimiento de lineamientos internacionales y en escasos momentos el liderazgo de algunas iniciativas, que por ser un centro criminal podría realizar. Esto responde a fenómenos circulares que no hemos logrado romper proviene tés de la escasa cultura de la legalidad y de la falta de un acuerdo nacional sobre la necesidad de luchar contra las actividades criminales para mejorar el bienestar, que han sido opacados por los benéficos inmediatos e individuales de las prácticas ilegales y criminales.
La cooperación internacional a raíz de la detención del General Cienfuegos se verá seriamente afectada, no solamente el gobierno federal tendrá que expresar su molestia por la sorpresa y proceder de las autoridades de Estados Unidos en la detención de alto perfil y lidiar con los sectores críticos nacionales que utilizarán el caso para cuestionar la política de seguridad y corrupción; sino que también tendrá que controlar a unas fuerzas armadas agraviadas por la detención, con reticencia y desconfianza histórica en la cooperación con instituciones extranjeras o internacionales, responsables de la lucha contra la criminalidad en el país.
La detención del General, independientemente de su culpabilidad o no, así como de la presunta responsabilidad de las instituciones nacionales para que realizara los actos de los que se le acusa, tendrá consecuencias en la lucha internacional contra la criminalidad. Pues dará elementos y confirmará con evidencia la idea de que cooperar y trabajar en conjunto con autoridades mexicanas, que si bien, ya estaban en entredicho históricamente, aparte de la detención de García Luna, con el caso de Cienfuegos se fortalecerán.
Por fortuna, la seguridad internacional es de gran importancia y de ninguna forma, las grandes naciones propulsoras de los acuerdos binacionales y multilaterales de cooperación dejarán que, por uno o dos casos emblemáticos y paradigmáticos sin una sentencia fija aún, se disminuya y deje aislado a México. El país es y seguirá siendo un actor central y como tal de la mayor importancia para la cooperación internacional y la lucha contra la criminalidad, por ello los daños y saldos de la detención tendrán que ser subsanados con rapidez para que no propicien situaciones que beneficien a las ya de por sí poderosas organizaciones criminales.
Recomendación estratégica: Ante los inminentes daños a los mecanismos de cooperación internacional en contra la criminalidad, una actitud proactiva e impulsora para mejorarlos y equilibrarlos sería beneficioso. Las instituciones mexicanas pondrían liderar con acciones específicas de beneficio para la seguridad internacional que impliquen trabajo conjunto y confianza entre las instituciones de diversas naciones, dejando muy claro el compromiso del país en la lucha contra la criminalidad, relacionada y no, con la imagen de violencia que se presenta en México principalmente a causa del narcotráfico.
Agradezco los valiosos comentarios de Misael Barrera Suárez, Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en seguridad e inteligencia. Síguelo en @MisaelBarreraS
Fernando Jiménez Sánchez es investigador CONACyT comisionado a El Colegio de Jalisco. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y coordinador del Webinar en Estrategia y Seguridad de CIS Pensamiento Estratégico; Doctor en Análisis y Evaluación de procesos Políticos y Sociales por la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Análisis y Prevención de Terrorismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Síguelo en @fjimsan