La crisis política, social, económica y de salud actuales en México son motivo de preocupación y análisis desde el ángulo de la inteligencia. Hay escenarios de riesgo sobre varios temas, entre los cuales destacan: el incremento de la violencia asociado a la próxima contienda electoral; la falta de voluntad política para elaborar un plan de reactivación económica a nivel local y nacional; la corrupción en el gobierno federal, gobiernos estatales y municipales; el fracaso de la estrategia federal de seguridad; los intentos del presidente Lopez Obrador por debilitar a sus contrapesos; la falta de vacunas y la preocupación por el manejo de la pandemia; entre otros.
Sin embargo, en este momento hay uno en particular que preocupa y ocupa el esfuerzo de activar el ciclo de inteligencia para estimar su comportamiento futuro y que es la derivación de la protesta social pacífica en una subversión violenta.
La protesta social surge a partir de una tensión entre los diversos grupos de interés que integran una sociedad. De hecho, la protesta en realidad no es una preocupación recurrente dentro de los análisis de riesgo dado que se asume que siempre habrá grupos inconformes con las políticas de un gobierno y generalmente tiende a encauzarse dentro de niveles de expresión tolerables (marchas, plantones, pintas, etcétera).
No obstante, la protesta social si suele ser motivo de preocupación para la inteligencia cuando, como lo comentaba el General Rupert Smith, la tensión entre las partes llega a puntos donde pasamos del enfrentamiento (diferencias de posturas y opiniones sobre un mismo asunto) al conflicto (que implica la utilización de métodos violentos para lograr que el adversario cambie de opinión).
¿Qué indicadores se observan desde el ámbito de la inteligencia para determinar que el siguiente paso de la protesta social pueden ser las acciones subversivas violentas?
Generalmente son A) el tipo de respuestas gubernamentales frente a las demandas de una comunidad agraviada B) la influencia que tiene esa comunidad; C) la necesidad de acción que tienen los miembros de esa comunidad; D) la falta de atención a las necesidades individuales; E) el aumento de vulnerabilidades para esa comunidad y F) el nivel de polarización de una sociedad.
La respuesta que el presidente López Obrador suele da a aquellos grupos sociales que le demandan soluciones puntuales a algún agravio, pero que no le son rentables electoralmente, siempre es una negativa rotunda acompañada incluso de violencia ejercida desde el gobierno en contra de sus integrantes y demandas. Esta historia es peligrosa en México porque hemos visto como muchos grupos (estudiantes, obreros, campesinos, etcétera) no les queda más opción que decantarse por tomar acciones violentas para hacer valer su derecho a que se atiendan sus demandas y también cómo mecanismo de defensa frente a la propia violencia y represión ejercida por el gobierno.
Solo hay que seguir de cerca los casos y demandas de los padres de los niños con cáncer, las mujeres, los empresarios, los médicos, los campesinos, entre muchos otros y siempre encontraremos el mismo patrón.
- Reciben respuestas violentas por parte del presidente ejercida de dos formas: la primera es a través del discurso y la segunda a partir de sanciones o acciones de represión específicas por parte de algunos miembros de su gobierno.
- Se han estrechado los márgenes de maniobra de estos grupos dada la negativa del gobierno y la continua presión en su contra, y eso los podría empujar a tomar otro tipo de medidas.
- No habrá un cambio en la postura presidencial frente a sus demandas dado que, insistimos, no considera que tengan una rentabilidad electoral.
- Adicionalmente, la inacción del gobierno vulnera más la situación de estos grupos, como el caso de las mujeres porque se da impunidad al que cometió el delito, lo que evidentemente tensa más el conflicto y los orilla a la radicalización.
Esta mezcla de elementos es muy explosiva para cualquier sociedad, pero más aun para aquellas que están sumamente polarizadas. De hecho, la polarización generalmente es el ingrediente faltante que puede hacer que la violencia dentro de la protesta social se acelere. México ya era una sociedad polarizada, por ello el presidente debería de dejar de lado su discurso para no profundizarla aún más. No puede obviar que otros presidentes han pagado los costos políticos de su cerrazón y sus discursos que engañan. Donald Trump lo vivió con el tema George Floyd, Peña Nieto lo vivió con Ayotzinapa; Chavez producto de su república refundada; Sarkozy por su propuesta económica; etcétera.
Recomendación estratégica. En la inteligencia lo que hacemos es la observación de eventos presentes que sumados y ponderados entre ellos nos dan la estimación sobre el futuro. Ahora bien, dado que ese futuro lo observamos delicado y frágil es por lo que se recomienda corregir rápidamente el rumbo desde lo político ya que las acciones subversivas violentas podrían no ser ajenas para algunos de los grupos sociales que hoy demandan respuestas puntuales de un gobierno que no se las da.