El uso de la tecnología y el funcionamiento de las instituciones de seguridad se encuentran ligados. El desarrollo y la innovación ha permitido ampliar las capacidades policiales y crear nuevas formas de vigilar y luchar contra la criminalidad y el terrorismo. En las últimas décadas, las iniciativas innovadoras en el campo de la seguridad han aumentado, particularmente en los esquemas multinacionales para contrarrestar actividades criminales y terroristas transnacionales.
El trasnacionalismo criminal y terrorista exige cada día el trabajo conjunto entre las instituciones nacionales de seguridad de los países. Las restricciones jurisdiccionales, y las cada vez mayores necesidades financieras, humanas y de información requeridas para contrarrestar las actividades ilegales, hacen imprescindible ese trabajo en conjunto, que en el caso de la innovación tecnológica es clave.
Interpol, como la organización intergubernamental de mayor tamaño y antigüedad, inauguró en 2014 un Centro de Innovación ubicado en Singapur orientado a la investigación, desarrollo e implementación de herramientas que aportan elementos sustanciales para el desarrollo de las investigaciones en curso; en este centro participan académicos, analistas, funcionarios públicos y especialistas en tecnologías que interactúan en un ambiente inter y multidisciplinario. El centro se encarga de anticipar riesgos y amenazas, idear estrategias y estructurar a las organizaciones policiales con una visión prospectiva; así como analizar el impacto criminal derivado del desarrollo de nuevas tecnologías y el aprovechamiento que le pueden sacar las instituciones policiales; desarrollar estándares internacionales para su uso y apoyar con soluciones tecnológicas a los 190 miembros.
En un sentido similar, la Unión Europea, desde finales de 2019, se encuentra en el proceso de crear, dentro de la Agencia de la Policía Europea, un centro y laboratorio de innovación para ayudar las investigaciones sobre el impacto de las tecnologías. El centro se enfocará en cuatro funciones principales: 1) desarrollar proyectos y grupos de investigación; 2) observar y valorar los riesgos, amenazas y tendencias; 3) crear redes de innovación con la academia y el sector privado; 4) dar servicios de innovación para la colaboración y coordinación de las instituciones policiales.
Estos dos centros, el de Interpol y de Europol, enfocados específicamente en la innovación tecnológica demuestra el interés, la necesidad y las dificultades para investigar y aplicar las tecnologías en el campo de la seguridad. Así mismo, no es coincidencia que se creen a nivel internacional debido a los altos recursos financieros necesarios para su sostenimiento y de la gran variedad de profesionales participantes en el proceso de innovación, prohibitivas o inaccesibles para cualquier nación.
La existencia de estos centros y su uso es un esfuerzo importante para estructurar la innovación en el sector de la seguridad; en un campo, la cooperación internacional, en el que la mayoría de las naciones tienen serias dificultades para interactuar por las implicaciones que conlleva, entre ellas; 1) el seguimiento nacional de directrices internacionales; 2) la profesionalización de sus instituciones de seguridad; 3) la confianza y desconfianza entre instituciones; 4) el cumplimiento a los acuerdos; todo en ello con completo respeto a las soberanías y culturas nacionales.
Para naciones con grandes y serios retos criminales la existencia de este tipo de centros implica una oportunidad de asociación con instituciones con experiencias similares, conocimientos diferentes, capacidades amplias; o simplemente con una visión de medio y largo plazo que en situaciones de emergencia se pierde. Los centros de tal forma pueden ser de gran utilidad para desarrollar y utilizar de las tecnologías para contrarrestar la criminalidad y el terrorismo.
México, como uno de los nodos criminales de impacto internacional, puede ser altamente beneficiado por la existencia de estos dos centros. Desde 1955 es miembro de Interpol y en 2020 firmó convenio de colaboración con Europol, por lo que ya debería de ser un actor de trascendencia en la organización internacional y volverse un actor de relevancia en las operaciones coordinadas con la organización europea. Para un aprovechamiento, las instituciones mexicanas tienen que continuar con su proceso de transformación y mejora para contar con las capacidades básicas policiales que permitan aportar conocimiento, experiencia y confianza a sus contrapartes de otros países y a las propias organizaciones.
La innovación tecnológica es una gran misión que le dará forma al futuro de las instituciones policiales a nivel global y que tendrá un impacto directo en la seguridad interna de las naciones. Aparte de contar con las nociones básicas para colaborar con otras instituciones policiales conlleva el trabajo conjunto para desarrollar y utilizar nuevos productos y herramientas con la sociedad civil y el cada vez más importante sector privado, aparentemente ajenos a las cuestiones policiales pero indispensables para la innovación tecnológica.
Las tecnologías, aprovechadas por criminales y terroristas, crean nuevos retos, vulnerabilidades y amenazas para las sociedades, quienes exigen a las autoridades cumplir su función de dar seguridad. Para las naciones inmersas en fenómenos criminales o terroristas clásicos con características del siglo pasado ponerse al día en este tipo de nuevos fenómenos y en las innovaciones para atajarlos se complicará con el paso del tiempo y podrá ser un elemento esencial en aumentar la brecha entre la forma de dar seguridad en Estados fuertes y los débiles.
Recomendación estratégica: Las naciones débiles con mayores afectaciones a la seguridad, como México, podrán, gracias a los centros de innovación, acceder a herramientas y productos innovadores que facilitan la persecución de los delitos, que de forma individual sería prácticamente imposible crear. Este tipo de naciones tienen que priorizar, independientemente de los retos nacionales y coyunturales urgentes, el fortalecimiento y puesta al día de sus instituciones de seguridad para participar en estos centros con la plena confianza de que tendrán conocimiento y experiencia que aportar y capacidades para gestionar las innovaciones tecnológicas en seguridad. Las instituciones y el camino están puestos para acceder y participar en los procesos de innovación, de los líderes políticos y técnicos nacionales depende aprovecharlos y demostrar que las instituciones son confiables en el ámbito internacional.
Agradezco los valiosos comentarios de Misael Barrera Suárez, Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en seguridad e inteligencia. Síguelo en @MisaelBarreraS
Fernando Jiménez Sánchez es investigador CONACyT comisionado a El Colegio de Jalisco y colaborador del CIS Pensamiento Estratégico. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores; Doctor en Análisis y Evaluación de procesos Políticos y Sociales por la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Análisis y Prevención de Terrorismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Síguelo en @fjimsan