Es innegable que el mundo ha cambiado y la realidad actual es tan diferente a aquella de hace algunos años, que nos es imposible explicarla basándonos en teorías o paradigmas antiguos.
El caso de los feminicidios, el más reciente, el de la niña Fátima, pero de igual forma todos los que los han antecedido, tienen un rasgo en común: la poca eficiencia de las autoridades. Es decir, las instituciones han fallado en construir mejores esquemas de inteligencia, seguridad y procuración de justicia con una lógica más integral y enfocada en la persona.
Evidentemente no hay una sola forma de atender los problemas de inseguridad relacionados a cuestiones de género. La misma teoría feminista refleja una amplia gama de perspectivas y formas de enfrentar el fenómeno, entre ellas está el feminismo liberal, el feminismo crítico, el feminismo constructivista, el feminismo ecológico, entre algunas otras.
Sin embargo, es necesario que las instituciones replanteen sus procesos poniendo al género como objeto referente de la seguridad.
El problema es que la teoría y práctica de la seguridad en México no ha cambiado mucho con los años. Por ello, algunas ideas que pueden servir para la reflexión futuras.
- Cambiar la lógica jurídico-masculina de los enfoques de seguridad. Las políticas de seguridad pública en México tanto a nivel federal, estatal y municipal siguen estando basadas en una lógica masculina de resolución de conflictos que se suscita en las calles. Para ello, las instancias de seguridad y de procuración de justicia han diseñado esquemas preventivos, reactivos y disuasivos para atender ese conflicto cotidiano. Sin embargo, no se ha entendido que el concepto central en materia de seguridad para la teoría feminista es el género, por lo cual la seguridad es visto de forma distinta y evidentemente las mujeres se quedan fuera de los análisis tradicionales de seguridad mexicana.
- Centrar las políticas de seguridad en el impacto que tiene en la vida cotidiana los fenómenos de inseguridad pública especialmente diferenciados por género. Desafortunadamente, lo que continúa estando en el centro de la discusión de las instancias de seguridad y procuración de justicia son los recursos (materiales y humanos) necesarios para atender el fenómeno delictivo y el resultado que esperan obtener cuando realizan operativos (en términos de perdedores vs. ganadores).
- Las políticas públicas en materia de género deben madurar y dejar de enfocarse solo en temas como ¿Hay mujeres presentes en el proceso de toma de decisiones? ¿Si o no, por qué no? ¿Cuál es el impacto de su presencia, y si no están presentes, cuáles son las barreras que les impide ser parte? Sin duda es importante seguir trabajando en esa línea, pero se debe reconocer que es insuficiente. Hoy la Ciudad de México tiene a dos mujeres en puestos claves de toma de decisiones tanto políticas como en materia de procuración justicia y eso no ha hecho la diferencia para atender los feminicidios.
- Detener feminicidas no basta. Eso es lo mínimo que puede hacer la autoridad. El esfuerzo debe concentrarse en replantear los objetivos y las operaciones de las instituciones encargadas de la seguridad y la procuración de justicia. No solo a partir de las cuotas de género. Por el contrario, debe ser un enfoque sistémico que parta de entender que, si a lo largo de los años el enemigo ha cambiado, también lo debería hacer la forma como se atienden los fenómenos delictivos con perspectivas de género.
* Francisco Franco Quintero Mármol es Maestro en Inteligencia y Seguridad Internacional por el King´s College London, catedrático y conferencista en temas de inteligencia y seguridad y Director de CIS Pensamiento Estratégico.
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