Este año, en términos de explosivos caseros, hubo dos incidentes que están prendiendo las alarmas, a las instancias de inteligencia y seguridad. Ambos sucedieron en Guanajuato, el primero en febrero en la refinería de Salamanca y el segundo apenas hace unos días en Irapuato.
Los artefactos explosivos caseros, o también conocidos como explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés) son instrumentos utilizados con relativa frecuencia en conflictos urbanos con la finalidad de matar o amedrentar tanto a una población objetivo como a las autoridades o a bandas rivales.
Los dispositivos explosivos caseros se emplean tanto por grupos insurgentes, terroristas o del crimen organizado por varias razones. En primer lugar, es un instrumento altamente eficaz para producir muerte y caos; en segundo lugar, por el poderoso impacto que tales ataques tienen sobre la imaginación de la población objetivo, es decir, crean sensación de pánico, ansiedad y terror que puede perdurar toda la vida; y en tercero, por que son baratos y relativamente fáciles de construir.
No sólo los dispositivos explosivos caseros vienen en una serie de formas diferentes, sino que también pueden diseñarse para cumplir diferentes funciones. Por ejemplo, algunas organizaciones o también individuos que abrazan la causa terrorista pueden elegir ajustar su carga explosiva para tener alcances limitados en cuanto al poder de destrucción o número de víctimas mortales que esperan, esto lo hacen utilizando ingredientes fáciles de conseguir pero que les da la ventaja de que su adquisición o fabricación no levantaría alguna sospecha de las autoridades. El Ejército Republicano Irlandés utilizaba en algunas de sus operaciones esta clase de artefactos relativamente limitados en su poder.
También, hay otras organizaciones que aprenden o ambicionan más y utilizan grandes cantidades de ingredientes, o explosivos utilizados en la minería para poder derribar edificios enteros. Los ataques de Al Qaeda a las embajadas de Kenia y Tanzania son un ejemplo de ellos. O finalmente, están los dispositivos que emplean penetradores para perforar un blindaje y después explotar. Estos son utilizados por grupos insurgentes principalmente.
La realidad es que fabricar un artefacto explosivo no es difícil. Lo que hay que hacer primero es saber mezclar sustancias que sean capaces de producir una reacción química rápida, ya sea por fricción, impacto, choque, descargas eléctricas o calentamiento produzca una presión importante que libere la energía. Esencialmente necesitas nitrógeno, oxígeno y algún elemento oxidable quizá como el carbón. Lo siguiente es diseñar un sistema de activación, si es que las propias sustancias mezcladas no reaccionan por sí mismas y necesiten de esa ayuda extra. Finalmente necesitarás el contenedor que logre mezclar la reacción pero que también permita que se acumule la energía para posteriormente explotar.
Sin embargo, el gran truco no es fabricar un explosivo, sino fabricar un buen explosivo que cumpla con su propósito. Cuando las organizaciones criminales utilizan artefactos explosivos caseros generalmente se apoyan en la infinidad de videos que hay en la red sobre cómo prepararlos. Sin embargo, estos no logran su cometido o no llegan a generar la explosión esperada debido a que no se utilizan los ingredientes correctos o las mezclas adecuadas o no has experimentado en la realidad lo suficiente como para lograr que todo encaje. Esa es la parte compleja.
Por ello recurren a instrumentos conocidos como por ejemplo utilizar una granada de mano (algo que ellos pueden conseguir más fácil que un nitrato de amonio) y detonarla dentro de un carro para que la propia gasolina acumulada en el vehículo haga el trabajo explosivo. Estrictamente esto no es un carro bomba porque no fue modificado para cumplir ese objetivo. Simplemente aprovecharon algo que cualquiera sabe y puede hacer: prenderle fuego a un tanque de gasolina y esperar un resultado. No es demeritar la explosión o las consecuencias, sino encuadrar lo sucedido en su justa dimensión.
Recordemos que un carro no está diseñado para explotar. El tanque de gasolina, el chasis y los componentes resisten una gran cantidad de presión para evitar que mientras esté en funcionamiento y con el oxígeno en el entorno no pueda llegarse dar el incendio y posteriormente la explosión. Cuando se diseña un carro bomba, se le tienen que hacer modificaciones al automóvil para que la energía que se le libere no se contenga en el automóvil y más bien se libere sobre el objetivo para generarle un daño considerable.
El artefacto explosivo casero puesto en la refinería de Salamanca también tiene el mismo principio. Algo diseñado viendo algún video abierto en internet, pero puesto dentro de un carro para que la gasolina hiciera el resto del trabajo. Probablemente, de haber explotado, el peso y materiales de la camioneta hubieran podido contener gran parte de la energía liberada.
Lo que debe preocupar, más allá de la explosión, es quien o quienes son los interesados en realizar algo simple para hacerlo parecer como un artefacto explosivo complejo. Las organizaciones criminales mexicanas no utilizan esta clase de técnicas (aunque perfectamente podrían dado que no es complicado) para la lucha que sostienen contra otros carteles o las propias autoridades por la sencilla razón de que eso afecta más al negocio de lo que ganan amedrentando a los rivales con la explosión. Sin embargo, eso siempre puede cambiar. Es decir, que haya un grupo con intención de subir el nivel de violencia con explosivos improvisados para generar caos y obtener alguna ganancia política.
Las áreas de seguridad e inteligencia tendrán que estar muy pendientes y ver cómo se desarrolla el 2020 en el tema de la utilización de artefactos explosivos caseros como mecanismo de combate. Para ello podrán observar la curva de aprendizaje. Esto es, como en cualquier otra técnica, que si observan más elementos sobre un posible perfeccionamiento de la técnica (no solo el hacer algo que cualquiera puede hacer) entonces si pudiera ser un factor de mucho mayor preocupación para el contexto de la seguridad en México.
Francisco Franco Quintero Mármol es Maestro en Inteligencia y Seguridad Internacional por el King’s College London, Director de CIS Pensamiento Estratégico, consultor, catedrático y conferencista en temas de inteligencia y seguridad.
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