El enfrentamiento protagonizado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y las fuerzas federales el primero de mayo pasado, inaugura una nueva etapa en el proceso de recomposición de las relaciones entre la delincuencia organizada y los poderes fácticos transnacionales, nacionales y locales que amenazan la seguridad y estabilidad del estado de Jalisco.
El CJNG, organización emergente que en un corto periodo de vida -de 2010 a 2015- consolida su presencia en los mercados de droga de Estados Unidos, Europa y Asía, ganó una batalla a las fuerzas federales al derribar un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) y neutralizar los inicios del Operativo Jalisco, concebido a partir de la intensificación de sus acciones contra diferentes actores federales y del estado de Jalisco.
Entre dichas acciones destacan el ataque del 19 de marzo a los agentes de la Gendarmería Nacional en Ocotlán, donde fallecen cinco policías federales; el atentado del 31 de marzo en Zapopan contra el Comisionado de Seguridad Pública Estatal, Alejandro Solorio; la emboscada del 6 de abril a elementos de la Fuerza Única Regional con el asesinato de 15 agentes que retornaban de Puerto Vallarta a Guadalajara; y el asesinato en Zacatecas el 26 de abril de Antonio de Jesús Dioclesiano Molina, abogado cercano al primer círculo del gobernador Aristóteles Sandoval y considerado como un personaje clave en las redes políticas y criminales de Jalisco.
Tal beligerancia está asociada al supuesto incumplimiento de acuerdos pactados con las autoridades, especialmente, garantizar la protección institucional a los miembros de la organización delictiva. La detención de algunos de ellos, especialmente la de Abigail González Valencia, El Cuini, cofundador de la organización, llevada a cabo por un grupo de la Armada el 28 de febrero de este año en Puerto Vallarta, representa una afectación que ha obligado al CJNG a replantear sus relaciones con el poder político, así como con las redes de protección conformadas por elementos de la seguridad estatal y federal.
La cronología de los actos de los últimos tres años permite observar que la organización llevaba a cabo una serie de acciones debidamente concebidas para neutralizar a organizaciones adversarias, primero contra Los Zetas y luego contra Los Caballeros Templarios, perfeccionando sus capacidades paramilitares y mecanismos de coerción, así como la preparación de escenarios de desestabilización en territorio jalisciense, como medio para incrementar su mayor empoderamiento local y regional.
Al igual que los demás poderes fácticos que operan en el país, el CJNG busca en la coyuntura de renovación de la clase política nacional y local, establecer e imponer nuevos compromisos con los principales actores políticos, así como cobrar facturas pendientes. Por tal motivo, particular importancia tienen la serie de atentados encaminados a persuadir y ablandar especialmente al gabinete del gobernador Aristóteles Sandoval y a los miembros del poder judicial de Jalisco.
En este contexto, llama la atención el fracaso del inicio de la Operación Jalisco.
Un análisis preliminar de lo acontecido permite identificar que los servicios de inteligencia gubernamentales no visualizaron ni valoraron adecuadamente las capacidades desarrolladas por la organización delictiva.
Para los integrantes de CJNG el primero de mayo fue un día en el cual pusieron a prueba su capacidad para generar un escenario de caos que permitió neutralizar a las fuerzas federales, romper el cerco y asegurar el escape de un grupo importante de la organización, con afectaciones a la población y la las fuerzas de seguridad, muy superiores a las registradas en años anteriores:
- 15 decesos –seis de ellos militares, un policía investigador y ocho presuntos delincuentes- y 19 heridos;
- 3 militares desaparecidos;
- derribo de un helicóptero de la FAM –el primero en la historia de combate al narcotráfico-, con 18 elementos (del ejército y Policía Federal), de los cuales seis pierden la vida y dos son heridos;
- 39 narcobloqueos –redes sociales identifican alrededor de 50- en avenidas y carreteras en 32 municipios de Jalisco (25), Colima, Guanajuato y Michoacán;
- 11 bancos, cinco gasolineras y un número todavía indeterminado de vehículos automotores incendiados, principalmente.
El CJNG, desplegó una fuerza paramilitar de alrededor de 100 personas y 50 células delictivas que suman entre 150 a 300 personas. Utilizó en esta ocasión un lanza cohetes RPG de fabricación rusa para derribar al helicóptero Cougar Mat 1009 de la FAM, en el municipio de Villa Purificación, Jalisco. Seis fueron los proyectiles lanzados contra esta unidad, de los cuales solo dos le dieron alcance. Otros dos fueron disparados a un segundo helicóptero, de un convoy conformado por cuatro helicópteros –dos de la FAM y dos de la Policía Federal- en un supuesto “vuelo de reconocimiento”, según lo informado por Monte Alejandro Rubido, Comisionado Nacional de Seguridad.
Como parte de los aseguramientos de ese día destaca lo siguiente:
- Dos lanza cohetes de fabricación rusa: un RPG-7 y otro RPG-22.
- Dos lanza cohetes LAW
- Nueve misiles o proyectiles.
- Cinco granadas de mano.
- 15 armas largas, entre ametralladoras y fusiles de asalto calibre .50 y 7.62 (respectivamente)
- Seis armas cortas.
- 92 cargadores y tres mil 800 cartuchos útiles.
- Dos vehículos blindados.
- Una pick-up con dispositivo para montar una ametralladora.
- Uniformes de tipo militar con la leyenda: “Fuerza Especial del Alto Mando CJNG” con cinco estrellas.
- 19 supuestos delincuentes detenidos. 8 comprobaron su inocencia- y el resto fueron puestos a disposición de la PGR por la fiscalía del estado, acusados por delincuencia organizada y terrorismo, principalmente. La procuradora Areli Gómez aclara y asegura que la institución que dirige solo tiene 6 detenidos. En León, Guanajuato, fue consignado por la procuraduría estatal por terrorismo otro supuesto delincuente perteneciente al CJNG.
El aseguramiento de armamento y equipo de esta organización, al igual que anteriores ocasiones, es indicativo del encuadramiento paramilitar y la capacidad de fuego adquiridos a lo largo de sus casi cinco años de existencia, como lo muestran incluso los videos que la misma organización difundió en 2013.
La probabilidad de que el CJNG contara con un número significativo de lanza cohetes era muy alta, por lo que son difíciles de comprender los fallos registrados en el operativo federal. En apoyo a este punto de vista es importante destacar que el creciente número de lanza cohetes y misiles asegurados en diferentes estados del país –sobresaliendo los estados de Tamaulipas, Coahuila y Sinaloa-, de 2007 a 2014, pertenecientes a las organizaciones delictivas Pacífico, Beltrán Leyva, Cártel del Golfo y Los Zetas, permitían estimar la alta probabilidades de que el CJNG los tuviera también en iguales proporciones, con el propósito de equiparar su arsenal al de sus competidores y adversarios.
Diferentes observadores coinciden en calificar el operativo como un fracaso. Entre ellos destaca el comentario de Raymundo Riva Palacio que considera que “El enemigo fue más grande y poderoso que el Estado” (El Financiero, mayo 4 de 2015).
Independientemente de que se pueda estar o no de acuerdo con esas afirmaciones y opiniones, lo cierto es que el Gobierno Federal implementó un operativo en el que se advierten los siguientes problemas:
- Poco conocimiento de la evolución y desarrollo de esta organización delictiva.
- Información de inteligencia insuficiente, dispersa, fragmentada y de mala calidad.
- Las unidades de análisis de cada una de las instancias que la han estudiado y valorado, no han generado las líneas de investigación pertinentes tendientes a direccionar la recolección de nuevos datos y, con ello, elevar la calidad de la información y el conocimiento de la organización.
- Dichas unidades no fueron capaces de incorporar a su análisis, la información que se tiene sobre el modus operandidel CJNG, especialmente su capacidad de producir escenarios de caos frente a operativos de las fuerzas de seguridad, registrados con anterioridad.
- Prevalece desconfianza entre las instancias de seguridad por las persistentes filtraciones de información, su alto grado de contaminación y falta de contrainteligencia, lo que limita el proceso de fusión de información para generar
- Fue -y seguirá siendo- insuficiente el corpus informativo para elaborar el contenido estratégico contra la delincuencia y el diseño táctico de los operativos.
- Todo lo anterior permite concluir que nuestras instancias de seguridad siguen ancladas en un modelo de seguridad reactivo, con un bajo aporte de inteligencia y asertividad; así como con errores y contradicciones en su estrategia de comunicación.
Lo que hoy queda claro es que el CJNG resulta ser el enemigo más poderoso enfrentado por la administración del Presidente Enrique Peña Nieto. Sus avances de los últimos años, tanto en la producción como en el trasiego de droga para su venta en EUA, Europa y Asia, como lo refieren los reportes de la DEA y de la OFAC (Office of Foreign Assets Control) del Departamento del Tesoro estadounidense, la colocan como una de las organización delictiva más activa de los últimos tiempos.
Ello en gran parte se debe al capital delictivo que hereda de Los Valencia, organización que naciera y se desarrollara en los años 70 en el estado de Michoacán, y que posteriormente diera vida al Cártel del Milenio, en la cual convergen Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho –actual jefe operativo del CJNG-, las familias de los González Valencia, los Caballero Valencia y la de Juan José Farías Álvarez, El Abuelo, quien promoviera la conformación de las autodefensas en Michoacán. Su alianza previa con los Carrillo Fuentes y más tarde con la organización Pacífico, le permitió acceder a Guadalajara –ciudad y enclave con un historial y capital delictivo digno de ser recuperable por cualquier organización- y, por ese medio a los mercados internacionales y a la operación conjuntamente con Ignacio Coronel Villarreal, Nacho Coronel. A la muerte de éste en 2010, Margarito Soto Reyes, El Tigre, sucesor de Nacho Coronel, encabeza la fundación del CJNG, organización que conjuga la experiencia delictiva de los michoacanos, sinaloenses y jaliscienses, y que asume rápidamente el control territorial del narcotráfico en el estado de Jalisco.
En la actual coyuntura, es una organización en proceso de expansión que deberá enfrentar a actores gubernamentales y poderes fácticos que se disputan y redistribuyen los espacios de los poderes político, económico, militar, social y delictivo, tanto en el país como en el extranjero.
Su reto inmediato será el Operativo Jalisco puesto en marcha por el gobierno federal y que tiene como principal propósito su desarticulación. En qué tiempo se logre, no se puede saber sobre todo si se toman en cuenta los frentes de lucha contra la delincuencia en Michoacán, Guerrero y Tamaulipas, donde siguen en marcha operativos similares ante los escenarios prevalecientes de inestabilidad e ingobernabilidad, a los cuales ahora se suma Jalisco.
Como lo dijera el comisionado Nacional de Seguridad: se privilegiará el uso de la inteligencia para contener y desarticular al CJNG. Todos esperamos y deseamos que así suceda; sin embargo, la batalla perdida por las fuerzas federales el primero de mayo, nos indica que los escenarios de conflicto y violencia habrán de prolongarse por largo tiempo.