La cooperación y coordinación en materia policial posiblemente sea el concepto que marque este siglo. La globalización y transnacionalización del crimen organizado y el terrorismo ha obligado a los Estados a establecer esquemas de trabajo conjunto para contrarrestarlos. Ante esta situación, México, que lucha arduamente por dar la seguridad en su territorio, será, este año, el responsable de la gestión de la cooperación policial en el continente Americano, un compromiso que seguramente marcará a la burocracia policial mexicana.
El proceso de designación del actual Presidente de la Comunidad de Policías de América (Ameripol) concluyó el pasado 26 de febrero, después de que en la VIII Cumbre de Ameripol, se acordara el nombramiento del Comisionado General de la Policía Federal (PF) mexicana, Enrique Galindo, como Presidente de Ameripol. Los dos eventos, la Cumbre y la toma de posesión del Comisionado, fueron realizados en México con la presencia del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio y el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales. Asimismo fueron ampliamente promocionados por la Secretaría de Gobernación y posiblemente son la mejor representación de la importancia que tiene cooperación policial internacional para el actual gobierno.
Ameripol es un organismo internacional creado en 2007 e integrado por 30 agencias de seguridad de 27 Estados Miembro del continente Americano, entre ellos México. Tiene como objetivo la cooperación destinada al fortalecimiento de la formación, doctrina y filosofías policiales en materia de asistencia técnico-científica, de inteligencia e investigación para la prevención y neutralización de delitos transnacionales y organizados. Es de tal forma, el organismo del continente Americano orientado a la gestión de la cooperación policial internacional.
Ameripol, ni es único ni es el más viejo de este tipo de organismos. En Asia existe, desde 1981, ASEANAPOL; en Europa, desde 1999, Europol; en África se espera que inicie operaciones Afripol este año y en Euroasia se espera la creación de Ecopol en los próximos años. Todos ellos constituyen esfuerzos multilaterales para crear canales de cooperación entre diversos actores estatales y no estatales para prevenir y perseguir, de forma conjunta y coordinada, los delitos transnacionales, en especial el crimen organizado y el terrorismo.
México tiene importantes retos respecto al trabajo conjunto y coordinado. Por un lado y a nivel nacional o interno, los responsables de la seguridad continúan en la búsqueda de un esquema de administración policial coordinado, en el que las instituciones de los tres niveles de gobierno trabajen en conjunto contra las actividades criminales. Por otro lado, a nivel internacional, el gobierno mexicano, a partir de su participación activa en Ameripol y otros organismos de su tipo como la Organización Internacional de Policial Criminal o Interpol, busca participar en el desarrollo de mecanismos de cooperación y coordinación efectiva internacional y en particular en el continente americano. De tal forma, que hacia adentro y afuera del país, tocará, por lo menos durante el presente año, al gobierno federal, tratar con el tema de la cooperación y la coordinación policial tanto a nivel nacional como internacional o regional.
Dentro de los esfuerzos para mejorar la cooperación policial internacional en los pasados 15 y 16 de marzo se llevó a cabo, en el Complejo Mundial para la Innovación de Interpol, en Singapur, el Diálogo sobre la vigilancia multilateral efectiva en contra de las amenazas globales. En el participó el Comisionado Galindo, por primera vez como representante de Ameripol, junto a representantes de otros organismos regionales de seguridad, quienes en conjunto abordaron las siguientes temáticas: 1) las formas de coordinación policial en contra de las actividades criminales transnacionales; 2) las estructuras y esferas de acción de las instituciones participantes; 3) las áreas de oportunidad para entablar o fortalecer la cooperación; 4) las actividades que se han realizado de cooperación; y 5) las agendas de trabajo.
Estas temáticas se consolidaron como una hoja de ruta para la futura cooperación y seguramente serán uno de los elementos que marcaran el futuro en el tema. Asimismo, son cuestiones indispensables para comenzar a cooperar y trabajar en conjunto, ya que para lograrlo el primer punto es conocer a las contrapartes, lo que han desarrollado y sus experiencias y problemáticas, para después identificar objetivos comunes y, a partir de ello, desarrollar soluciones que ayuden a mejorar la seguridad de los ciudadanos.
Ahora bien, México y la PF son viejos conocidos de Ameripol, aparte del nombramiento del Comisionado Galindo como su Presidente, desde al menos 2011, funcionarios de la PF fueron Secretarios Generales de la organización. En el mismo sentido el asesor en seguridad del Presidente Peña Nieto, el colombiano Oscar Naranjo, fue Presidente de Ameripol y un gran impulsor de la cooperación internacional de su país. Por lo que la PF además de conocer a fondo el funcionamiento de la propia Ameripol, debe de saber las reglas, estructuras y culturas policiales de los Estados que la integran, así como, las experiencias y avances internacionales alcanzados en el tema.
Ameripol, en sus pocos años de existencia, ha desarrollado algunas herramientas de cooperación y coordinación en seguridad de importancia, tales como: un sistema de intercambio de información y datos criminales (SIPA), un Centro de Prospectiva y Seguridad Hemisférica, una oficina de planeación y una Red de Expertos en Control de Confianza, también dirigida por la PF. Para su funcionamiento, aparte de contar con su cuartel general en Bogotá Colombia, tiene también estructura operativa pagada por los miembros y un presupuesto anual proveniente de cuotas y donativos. Asimismo, como otras de las organizaciones internacionales, como Interpol o Europol, Ameripol, funciona a partir de unidades nacionales de enlace, canal mediante el que se efectúa la cooperación, que en nuestro caso se encuentra en la División de Inteligencia de la PF.
Esto es, a grandes rasgos, lo que se ha desarrollado hasta 2016 en Ameripol, lo cual se complementará con los objetivos que se cumplan este año, que fueron presentados por el Secretario de Gobernación al asumir la PF la Presidencia de Ameripol y que son los siguientes:
1) crear un programa de capacitación sin fronteras que incluya una maestría en seguridad hemisférica impartida por varios países y en el que puedan participar corporaciones de todo el continente; 2) realizar diplomados para modernizar a las instituciones, como de mando policial, ciberseguridad e inteligencia estratégica, en la lucha contra delitos serios; 3) crear un modelo hemisférico de certificación que permita identificar e intercambiar mejores prácticas y que contribuya a optimizar los estándares y protocolos de actuación policial; y 4) crear un grupo de alto nivel en diplomacia policial para concretar los mecanismos de cooperación en seguridad.
La agenda 2016 para Ameripol, presentada por el Secretario Osorio Chong, parece ser poco ambiciosa, sobre todo pensando en los retos actuales y a futuro que tiene el continente en cuanto a crimen organizado, insurgencia y terrorismo. Sin embargo, es un primer paso para comenzar a ponerse al día en las necesidades e instrumentos estratégicos y operativos de cooperación policial tan necesarios en el continente. Los cuatro objetivos presentados, que en realidad podrían resumirse en dos: 1) formación y certificación y 2) fortalecimiento de la cooperación, nos dan una idea del estado que guarda Ameripol y lo que ha avanzado en sus casi nueve años de existencia.
A partir del plan de trabajo del Secretario de Gobernación se puede intuir que existe una necesidad de formar cuadros que puedan hacer frente a las necesidades de seguridad del continente; la existencia de instituciones nacionales poco o nada flexibles que necesitan homologar y certificar sus procesos para cooperar y se hace evidente la inexistencia de un grupo de personas conocedoras de los mecanismos de cooperación que se encarguen de establecer los canales institucionales y concretar los acuerdos internacionales que permitan instrumentar las herramientas de cooperación que necesita Ameripol para cumplir sus objetivos.
Sobre los mecanismos seguros de intercambio de información y datos, impulsados el año pasado, nada se habla; tampoco del papel que jugarán el Centro de Prospectiva y Seguridad Hemisférica y la oficina de planeación y menos de los planes para la puesta en marcha del Centro de Ciberseguridad acordado en 2014. Sin embargo, el que no sean mencionados no implica que no se contemplen en un plan de trabajo mucho más amplio y ambicioso, que, por razones de la cultura policial mexicana, se catalogue como un documento reservado y confidencial, mismo que pudiera hacerse público en el momento en que sea conveniente para Ameripol o para alguno de sus miembros.
Finalmente, es justo aplaudir los avances para establecer un mecanismo de cooperación policial y en seguridad en el continente que ayude a los Estados a prevenir y perseguir los delitos. Más importante es que el nombramiento de México al frente de Ameripol pueda leerse como un reconocimiento al camino andado por la PF y al papel que se le ha encomendado para liderar los esfuerzos de lucha contra el crimen organizado que acechan a las sociedades democráticas del continente americano y las libertades de sus ciudadanos, en el actual ambiente convulso y cambiante.
Agradezco los valiosos comentarios de Misael Barrera Suárez.
Fernando Jiménez Sánchez es politólogo y Doctor por la Universidad Carlos III de Madrid, con maestría en Análisis y Prevención del Terrorismo en la Universidad Rey Juan Carlos. Es investigador posdoctoral del Centro Geo/Conacyt y miembro del Laboratorio Transnacional Paz Sostenible.