Intereses Nacionales

Intereses Nacionales

Surgido al mismo tiempo que el Estado-Nación y fuertemente emparentado con la noción de Razón de Estado,   el concepto de Interés Nacional es el fundamento de la Escuela Realista de las relaciones internacionales. A diferencia de la Corriente Idealista, que trata de proyectar valores en la política internacional, los realistas dejan aparte la moral y se concentran pragmáticamente en promover y defender los intereses puntuales de cada nación.  No buscan lo que debe ser sino lo que les es más útil.   Precisiones conceptuales El concepto de Intereses Nacionales frecuentemente se confunde con el de Objetivos Nacionales.  Es un error porque estos son casi siempre ideales, principistas y permanentes.  Por el contrario, los Intereses Nacionales son concretos, moralmente neutros y coyunturales. Sin embargo, los países mantienen políticas exteriores con combinaciones diversas de valores e intereses.  Estos siempre buscan ser vistos como legítimos, es decir, como apegados a los preceptos éticos y legales.  No quieren verse egoístas, ventajosos o convenencieros, que todo lo hacen considerando sólo su provecho. Incluso se ha dejado atrás el cinismo (“Estados Unidos no tiene amigos; tiene intereses”)   y ahora lo más común es que los países utilicen los valores para empujar sus intereses.  Es así que ese país combina ahora su elevada cruzada por la vigencia de los derechos humanos y la democracia en el mundo con la disputa por hacer prevalecer sus más terrenales intereses comerciales. En nuestro caso, la aspiración sería que los Intereses Nacionales que persigamos sean una proyección en la arena internacional de los valores que tradicionalmente nos han caracterizado y, que a su vez, los intereses de otras naciones con...
Seguridad Nacional: apuntes para un diagnóstico

Seguridad Nacional: apuntes para un diagnóstico

Vivimos una crisis de Seguridad Nacional en dos aspectos:    la seguridad de la Nación viene deteriorándose rápidamente  y la respuesta a esa realidad no ha sido el fortalecimiento del establecimiento de la Seguridad Nacional.   Crece el problema y no tenemos con que enfrentarlo. Inútil resulta decir qué fue primero:   ¿creció el problema por la desatención institucional o se quedó chiquito el aparato por la magnitud de la avería?    Lo real es que ambos requieren de perentoria respuesta. Seguridad Nacional menoscabada La delincuencia organizada no es la única amenaza a la seguridad de México,  sus habitantes y sus instituciones.  También lo es la creciente ingobernabilidad,  manifestada en la brecha cada día más extensa  entre la abundante demanda social,  la pobre oferta gubernamental  y la disminución de los mecanismos para articularlas. Ninguno de esos fenómenos se explicaría sin considerar la progresiva vulnerabilidad del Estado en su parte social y en su parte institucional. Mientras la vida comunitaria se debilita y  el crimen se organiza,   el gobierno  se desestructura y se paraliza.   Apenas responde a la coyuntura y no alcanza a plantearse salidas de fondo, sustantivas. Ruptura del tejido social Los lazos sociales se van rompiendo por el ascenso de una cultura individualista y materialista,  que favorece al consumo y el entretenimiento por encima de la responsabilidad y la solidaridad. Sólo así se explica que haya podido persistir una exasperante desigualdad,   una marginación ofensiva y una indignante discriminación de los mexicanos más pobres. En las zonas rurales, sobre todo en las montañosas o desérticas,  subsiste apenas una población con mínima actividad económica,  insuficientes servicios sociales y prácticamente ningún gobierno.  Nada  extraño resulta...