La coyuntura actual ha demostrado la importancia de la ciencia y tecnología para la Seguridad Nacional. Algunas naciones, desde hace décadas, han articulado y desarrollado complejos sistemas en los que se contempla a la ciencia y tecnología como elementos para preservar la Seguridad Nacional. En México, el marco que regula el trabajo conjunto entre el sector científico y las instancias de Seguridad Nacional es desestructurado pese a la importancia que tiene este sector para preservar la soberanía.
Las estrategias de Seguridad Nacional de los países con las doctrinas de vanguardia contemplan el desarrollo científico y tecnológico como elemento central para su preservación. Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Canadá, al igual que España y Colombia reconocen, en diferentes sentidos, la importancia de la ciencia y la tecnología para su Seguridad Nacional y como elemento sustancial para enfrentar los retos y amenazas actuales y futuras.
Los principales y tradicionales retos y amenazas a la Seguridad Nacional, de origen humano o natural, pueden resumirse en los sucesos que afectan la estabilidad y el funcionamiento de los países. Estos, actualmente, se relacionan con la paz social, la estabilidad económica, el calentamiento global, la suficiencia de recursos naturales, el terrorismo, el crimen organizado transnacional o la corrupción; se han visto complementados por los fenómenos relacionados con el desarrollo e impacto tecnológico y científico.
En todos y cada uno de los ámbitos descritos, la ciencia y la tecnología juega un papel relevante para su identificación, comprensión y búsqueda de soluciones. El sector científico, encargado de crear conocimiento sobre estos retos y amenazas, investiga las pandemias, los alimentos, el medio ambiente y los fenómenos sociales, políticos y económicos que desde diversas perspectivas puede ser de utilidad para la toma de decisiones en el sistema de Seguridad Nacional.
Los científicos, desde el sector público o privado, además de ser los encargados de crear conocimiento se dedican a formar los talentos nacionales, a traducir el conocimiento científico a un lenguaje comprensible para que pueda aprovechado por la población y con ello desarrollar procesos de apropiación social del conocimiento; así como a representar a la Nación en el escenario internacional y ampliar el poder blando del país.
La relación entre el mundo científico y las instituciones gubernamentales, particularmente de Seguridad Nacional, se enfrenta a barreras de desconfianza mutuas y desconocimiento. La posición crítica de los científicos hacia los gobiernos y el desconocimiento sobre el uso y aprovechamiento del conocimiento, han creado una brecha que se ve complementada con la desconfianza de los servidores públicos hacia los científicos en la preservación de la secrecía y la existencia de objetivos y tiempos administrativos generalmente contrapuestos con los procesos científicos.
La coyuntura pandémica ha demostrado la importancia de los científicos en el proceso de toma de decisiones. Los líderes políticos cedieron las decisiones a médicos y epidemiológicos, quienes basados en la mejor evidencia posible guiaron a las Fuerzas Armadas, las actividades del sector privado y propusieron los esquemas que limitaron las libertades y derechos ciudadanos. Desde la científica Ángela Merkel en Alemania, hasta el escéptico empresario Donald Trump en Estados Unidos, los líderes políticos fueron acompañados por científicos en el proceso de toma de decisiones.
Los países anglosajones muestran la mayor experiencia en integrar a el sector científico a los sistemas de Seguridad Nacional. Los esquemas de trabajo son variados, se presentan desde las asesoría y consultorías, confidenciales o públicas, a título individual y coyuntural, hasta el desarrollo de instituciones conjuntas de investigación, formación y apropiación social de conocimiento encargadas de apoyar las políticas y decisiones para preservar la Seguridad Nacional.
En México, el intercambio de conocimientos y experiencias institucionalizado entre el sector científico y las instancias de Seguridad Nacional suele ser reservado. Ni la Ley de Seguridad Nacional ni la de Ciencia y Tecnología contemplan mecanismos formales de colaboración, por lo que la participación de los científicos es desestructurada, coyuntural, a título persona o de grupo y ajeno a los esquemas de transparencia y rendición de cuentas.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ha impulsado el trabajo conjunto con algunas instancias de Seguridad Nacional. La Secretaría de Marina, la de la Defensa Nacional, Relaciones Exteriores entre otras, trabajan, a partir de sus instituciones científicas, tecnológicas o de formación, en conjunto con entidades civiles en el desarrollo de proyectos específicos y la participación de científicos en sus programas de formación.
En el mundo post pandemia, se comienza a observar un futuro en el que la ciencia y la tecnología jugarán un papel clave para mejorar las condiciones de vida de las personas, asegurar la soberanía de los países y su competencia en un mundo convulso. Los científicos son fundamentales para producir conocimiento y soluciones para enfrentar los fenómenos naturales; comprender los procesos sociales, económicos y políticos; y ayudar a diseñar el futuro de las naciones y el planeta.
Recomendación estratégica: Las instancias de Seguridad Nacional deben comenzar a colaborar formal y transparentemente con el sector científico. El actual proceso de creación de la Ley General de Humanidades Ciencia, Tecnologías e Innovación en México es una oportunidad para determinar un esquema de colaboración formal, transparente y sistemático; cuestión que también deberá verse reflejado en la pendiente reforma a la Ley de Seguridad Nacional. La resolución de la coyuntura pandémica depende de la capacidad científica, México tiene importantes instituciones de investigación y formación que debe ser aprovechadas por las instancias de Seguridad Nacional para asegurar la soberanía nacional.
Agradezco los valiosos comentarios de Misael Barrera Suárez, Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en seguridad e inteligencia. Síguelo en @MisaelBarreraS
Fernando Jiménez Sánchez es investigador CONACyT comisionado a El Colegio de Jalisco y colaborador del CIS Pensamiento Estratégico. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores; Doctor en Análisis y Evaluación de procesos Políticos y Sociales por la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Análisis y Prevención de Terrorismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Síguelo en @fjimsan