Verano violento 2016: entendiendo los límites de los esfuerzos de inteligencia

Verano violento 2016: entendiendo los límites de los esfuerzos de inteligencia

La inteligencia no es perfecta y si bien lo sabemos, los hechos violentos tanto nacionales como internacionales de los últimos meses nos han dado una dura lección sobre esta tesis. A lo largo de este verano violento, en el entorno internacional sucedieron diversos eventos tales como el ataque en el Bar Pulse de Orlando, Estados Unidos; los atentados en el aeropuerto de Estambul, Turquía; los atentados en Bagdad, Iraq; los ataques a policías en Dallas, Estados Unidos; y el ataque en Niza, Francia. Mientras que en el plano nacional destacaría los eventos en Nochixtlan, Oaxaca.

Frente a estos hechos saltan muchas hipótesis y preguntas que recibimos de nuestros clientes. En particular destacaría dos ¿Los servicios de inteligencia fallaron en detectar y prevenir estos eventos? Y ¿Podemos frenar estos fenómenos violentos? Desde nuestro punto de vista son preguntas muy válidas pero no sencillas, sobre todo porque en el mundo de la inteligencia las respuestas simples no son siempre las más útiles. La esencia de la respuesta a estas preguntas radica en saber cuáles son los límites de la inteligencia, es decir, entender que no puede ofrecer la inteligencia por más capacidades que se tengan.

Sobre todo hay tres cosas que la inteligencia no puede hacer. El primero es que no predice el futuro; el segundo es que no puede crear o ayudar a crear escenarios de riesgo cero; y el tercero es que la inteligencia no conoce todo sobre sus adversarios. Mejorar nuestras capacidades de inteligencia nos permite controlar hasta cierto punto estos límites, pero conocerlos y sobre todo entenderlos  nos ayudará a mejorar nuestros esfuerzos de inteligencia

  1. La inteligencia y el futuro.

La inteligencia no es una “bola de cristal” que puede predecir el futuro. Las razones son obvias, lo que vale la pena destacar es que lo que realizamos como especialistas en inteligencia son estimados sobre nuestros adversarios a partir de juicios provisionales que derivan de la información que tenemos sobre ellos en un momento particular. Si se siguen metodologías de investigación correctas, sin lugar a dudas la inteligencia permite elaborar juicios serios y ponderados para establecer la posibilidad de que un evento ocurra, pero naturalmente no todos estos juicios tienen la misma posibilidad de ocurrir. En esencia los juicios no pueden ser permanentes porque diariamente hay nueva información que afectan las variables sobre las cuales realizamos las estimaciones y haciendo entonces que estos cambien, se confirmen o se desechen.

Sobre el caso del Bar Pulse en Orlando, hay evidencia que el FBI había entrevistado previamente a Omar Mateen. A partir de la información recolectada en esas visitas se tuvieron que haber elaborado estimados sobre si era o no peligroso y determinado las variables claves para basar su análisis. Sin embargo la información evoluciona todos los días, y la misma persona puede estar sujeta a nuevos flujos de información o eventos posteriores a la visita del FBI que lo influyeron a querer asesinar a un grupo de personas. Por ello no es fácil determinar cuando una persona está decidida a matar en nombre de su organización o si solo es un radical, que debe ser observado, pero que solo simpatiza con ideas extremistas. Todo esto se magnifica si se trata de los “lobos solitarios” que son mucho más difíciles de predecir en su comportamiento comparado con el de las organizaciones.

Turquía también ofrece lecciones al respecto. Ahí las varíales de información sobre las cuales basar el estimado de un ataque todavía son mucho más complejas ya que el país tiene abiertos distintos frentes de combate. Pon un lado lucha contra dos organizaciones terroristas distintas y bastante poderosas, uno son los grupos independentistas Kurdos y el otro es ISIS; también tiene abierto dos frentes diplomáticos uno contra Rusia por el derribo de su avión el año pasado y el otro contra Israel por el tema del barco de bandera turca que llevaba ayuda humanitaria con destino a Palestina y que la marina israelí hundió en 2010 asesinando a sus tripulantes; y el último frente de tipo militar contra el régimen Sirio de Assad. Por ello es que ha sido tan difícil determinar quién estaba interesado en llevar a cabo un ataque ya que las variables de información son muchas. Nuevamente vale la pena insistir que si bien puedes conocer las intenciones y capacidades de tus adversarios para hacerte daño, es difícil saber con precisión cuando, como y en dónde será el próximo golpe que te dará. No es posible predecir el futuro, por lo tanto el esfuerzo de inteligencia debe concentrarse en estimar la probabilidad de que un evento ocurra o no. Cosa muy distinta a adivinar el futuro.

  1. La inteligencia y el riesgo

 La inteligencia no puede eliminar el riesgo a cero en un entorno de operaciones. Si bien su esfuerzo ayuda a manejar el riesgo y en algunas ocasiones dejarlo a niveles tolerables, no puede tener certeza absoluta sobre entornos donde la única constante es que todo está sujeto a cambios. Nochixtlan es un buen ejemplo de esto. Por supuesto hubo errores operativos como las emboscadas a la Policía Federal. Un error clave fue no resguardar los puntos altos por donde cruzaban los efectivos y que representaban una ventaja táctica para atacarlos dadas las condiciones del terreno. Desde el punto de vista de la inteligencia esta tuvo que brindar información sobre los puntos en el terreno que presentaban riesgos y oportunidades para llevar acabo el operativo. También la inteligencia pudo haber ayudado más de haberse hecho correctamente e identificar las intenciones y capacidades de quienes atacaron a la Policía Federal previo al enfrentamiento. Pero lo que la inteligencia no pudo haber hecho es haberles reducido el riesgo del operativo a cero. La razón es que desde el punto de vista de la inteligencia para conocer las condiciones de un entorno determinado como Nochixtlan por ejemplo, se tuvo que haber hecho un ejercicio serio de recolección y análisis de información previo sobre el adversario, sin embargo por más detallado que pudieran ser estos análisis siempre serán ejercicios incompletos ya que probablemente nunca podemos recolectar lo suficiente o le podamos proveer al analista de todo lo que necesita saber para que determine que no hay más riesgos en el entorno. Si podemos saber, a partir del ejercicio de inteligencia, sobre elementos que no cambian o cambian muy poco del entorno de operaciones como el terreno, el clima, las rutas de acceso, los recursos de los que dispone el grupo, etc. Lo que no podemos saber con suficiente precisión son la calidad de los combatientes, el comportamiento del pueblo, etcétera, esa es información que va avanzando en el momento.

Es más, la recolección de información que probablemente se hizo previo al operativo de Nochixtlan pudo también llegar a confundir al analista sobre el riesgo que se avecinaba. Es decir, recolectó información solo para confirmar la hipótesis de que el operativo de la Policía Federal, si bien iba a ser complicado, se podría realizar de forma efectiva y que el grupo finalmente no iba a poder contrarrestar la ofensiva de la Policía. Sin embargo no hizo lo que era correcto desde el punto de vista de la inteligencia y que es recolectar información para descubrir lo que no se sabe sobre el entorno. Ese es el verdadero ejercicio del analista de inteligencia para poder reducir el riesgo; lo contrario solo genera operaciones fallidas.

  1. La inteligencia y el conocimiento sobre el adversario

No podemos saberlo todo del adversario porque además de las razones expuestas anteriormente el análisis de inteligencia también es un proceso abierto en el que la mayoría de las investigaciones sobre los adversarios no tienen un cierre. Los servicios de inteligencia no relajan sus esfuerzos una vez que la amenaza pasó. Por el contrario identifican los errores que cometieron, analizan el modus operandi del adversario durante el ataque sorpresa, ubican las nuevas intenciones y capacidades del adversario, etcétera.

Francia cometió al menos ese error. Previo al ataque en Niza, de acuerdo a declaraciones del Presidente Hollande, pensaban en reducir su nivel máximo de alerta que tenía desde los atentados de noviembre de 2015. Sin embargo frente a un adversario como el Daesh y con el número de ciudadanos franceses que han buscado enrolarse en sus filas, es difícil relajarse. Francia tenía que tener en mente que es muy complicado establecer patrones coherentes de comportamiento de una persona radical o una organización terrorista y que por ello el nivel de alerta y los esfuerzos de inteligencia no pueden ser relajados.

Otra razón por la cual no podemos conocer todo sobre nuestro adversario es que la información cambia y las piezas no se encuentran en un mismo lugar, es decir, son parte de un gran rompecabezas. Muchas veces la información ni siquiera se encuentra dentro de las fronteras estatales por lo cual se complica cualquier esfuerzo de los servicios de inteligencia por identificar las intenciones y capacidades de su adversario. También los esfuerzos por juntar las piezas de información del rompecabezas dependen de encontrar el balance entre la recolección por HUMINT o por SIGINT. Este siempre ha sido un tema con el cual deben lidiar los servicios de inteligencia ya que eso depende obtener mejores resultados. A veces el énfasis en uno puede limitar la información obtenida como el caso de los EEUU durante el 9/11.

Conclusiones

Este verano violento nos muestra algunas de las vulnerabilidades de los sistemas de inteligencia. Desafortunadamente estos y otros límites ocasionan que no podamos prever y contener todas las futuras amenazas en materia de seguridad. Sin embargo entender los límites nos ofrece ventajas para entender de mejor forma los alcances de la inteligencia y mejorar mejorar los esfuerzos que se realizan en contra del adversario. Por supuesto hay técnicas que permiten mejorar los esfuerzos de los analistas para que no caigan en algunos de estos 3 errores antes mencionados. No obstante el reto sigue siendo en que tanto productores como consumidores de inteligencia entiendan mejor lo que si hace la inteligencia y lo que definitivamente no puede hacer.

Francisco Franco Quintero Mármol es Maestro en Inteligencia y Seguridad Internacional por el King´s College London, catedrático y conferencista en temas de inteligencia y seguridad y Director General de CIS Pensamiento Estratégico