Las instituciones, así como las personas, requieren diseñar estrategias para sobrevivir a los entornos adversos que enfrentan. Nadie sabe que le depara el día de mañana por lo cual es sensato tomarse un tiempo para pensar en cómo sería aquello que hoy nos es desconocido e incluso prepararse para enfrentarlo.
Hay muchas estrategias para enfrentar el futuro, algunas se pueden implementar rápidamente, otras son útiles pero muy costosas y otras más requieren de tiempos de aplicación muy lentos. Sin embargo, generalmente las instituciones no suelen reflexionar en el abanico de opciones de solución que tienen en el horizonte y más bien escogen invertir recursos financieros como un mecanismo rápido que demuestre que se está haciendo algo para enfrentar esos nuevos retos.
La Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México son dos instituciones que han emprendido esta ruta haciendo sendas inversiones para lograr ser más eficientes y efectivas. Algunas de esas inversiones les han dado frutos y otras francamente no. Por ejemplo, La Guardia Nacional, que recientemente cumplió 3 años, ha logrado resultados positivos como superar los problemas de reclutamiento que tuvo su antecesora La Gendarmería de la Policia Federal; también ha conseguido un despliegue territorial amplio y ha podido construir sus propios cuarteles; e indudablemente tiene un amplio reconocimiento presidencial y un peso muy importante dentro de las instituciones civiles y militares que combaten a la criminalidad, entre otros.
Por su parte, las inversiones de los últimos 10 o 15 años en la Secretaría de Seguridad Ciudadana han rendido frutos dado que tienen una ventaja. Esto es que no se realizaron partiendo de las polarizaciones políticas que hay a nivel federal y que están marcadas entre el “blanco y el negro”. La Ciudad de México ha sido gobernada desde 1997 por personajes de la misma afinidad ideológica provenientes de dos partidos políticos muy similares, por lo cual desde esos años se ha podido implementar opciones de solución que se encuentran entre tonos de “gris”. Esto es muy importante, porque entonces se sostienen los esfuerzos anteriores y cada nueva administración realiza los ajustes necesarios sin recurrir a los cambios políticos abruptos del “borrón y cuenta nueva” que ha demostrado tener poca eficacia a nivel federal.
Esta no ha sido una opción para la Guardia Nacional que desafortunadamente está en medio del calor de la discusión política presidencial y que inhibe las intenciones genuinas de brindar una mejor seguridad y por el contrario se termina premiando las opciones que responden más a ganar el juego de vencidas en los conflictos de poder con las administraciones presidenciales pasadas.
Sin embargo, vale la pena resaltar que, si bien el dinero puede hacer que algunas cosas funcionen mejor dentro de una institución, como, por ejemplo, exigir un aumento general en el nivel de esfuerzo para lograr los objetivos, contratar a más personal, o reducir las barreras tecnológicas frente al adversario. No obstante, hay dos problemas que la inversión de recursos generalmente no puede resolver dentro de una institución (Betts): el primero es que el dinero es poco útil para cambiar la cultura de la organización, que es una pieza central en toda transformación; el segundo es que, si la inversión no es integral, entonces se corre el riesgo de que el dinero invertido en una parte de la organización se pierda debido a la otra que no la recibió.
Por ello consideramos que el reto de estas instituciones no pasa necesariamente por invertir más recursos para enfrentar los retos futuros. Sino en hacer reflexiones puntuales sobre las tendencias criminales del S.XXI.
En lo que respecta a la Guardia Nacional, consideramos que tiene 3 retos importantes.
- Su futuro como fuerzas intermedias en las guerras hibridas. La historia demuestra que ni las fuerzas armadas regulares ni las intermedias han podido alcanzar victorias decisivas en conflictos hibridas, por lo tanto, cómo ajustar la movilidad, la potencia de fuego, el nivel de combatividad, entre otros, frente a estos adversarios.
- La toma de decisiones estratégica y el rol de los civiles. La Guardia Nacional tiene una estructura organizacional similar a las Secciones del Estado Mayor de la SEDENA, sin embargo, la tendencia nacional e internacional indica que el contexto futuro en donde se va a desenvolver la toma de decisiones estratégica de la GN terminará en el ámbito civil. Por lo tanto, se tendrá que transitar del presente modelo basado en posiciones formales militares a uno basado en experiencia y habilidades.
- La capacitación. Por un lado, la incorporación masiva de elementos a la GN hace que el reto sea enorme; por el otro, México tiene un déficit importante de formadores serios en temas relevantes de inteligencia y seguridad. Si bien algunos elementos de GN pasan por escuelas militares, gran parte del personal no lo hacen, por lo que en el futuro esto puede seguir minando su capacidad operativa.
Por su parte, el reciente operativo en la zona de Topilejo en el sur de la Ciudad de México por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana evidenció los retos sobre todo en inteligencia que tiene por delante la Secretaría. Recordemos que la SSC es la corporación policiaca más grande de México y esa superioridad le permitió tener resultados positivos en Topilejo. Sin embargo, por lo observado en el enfrentamiento en el sur de la ciudad, la policia no tenía claro algunos principios de las operaciones de inteligencia.
La inteligencia en campo tiene un único objetivo que es poder crear condiciones de estabilidad operativa para los elementos de seguridad que actuarán en contra del objetivo. El hecho de que hayan sido descubiertos y se desatara una balacera que dejó a un elemento gravemente herido y que tuvo que ser necesario la participación de un helicóptero de la Policia y elementos de la GN, demuestra que los oficiales de inteligencia no tenían claridad de lo que iban a encontrar, es decir, no entendieron previamente el teatro de operaciones- donde incluso les ganaron fácilmente posiciones altas del terreno—y el nivel de enfrentamiento requerido. Una operación de inteligencia exitosa busca primero desgastar al adversario para hacerle ver que el costo de pelear con las instancias de seguridad es muy alto y por lo cual le conviene rendirse, sin embargo, aquí la inteligencia falló notablemente por lo que la situación tuvo que ser resuelta por la superioridad numérica.
Recomendación estratégica. La Guardia Nacional y la SSC deberán prever que cualquier reforma que hagan para enfrentar los retos futuros debe tener en cuenta no solo lo que hará funcionar mejor, sino también la forma en que enfrentará los efectos secundarios negativos. Muchas reformas no van a ninguna parte, a veces debido a una resistencia injustificada, pero a veces porque sus beneficios no superan sus costos. Afortunadamente hay mucho potencial humano dentro de ambas instituciones que puede ser aprovechada para la reflexión profunda sobre los retos antes mencionados y que los esfuerzos que se han hecho hasta ahora no caigan en total desuso.