Existen varias definiciones sobre seguridad. Sin embargo, en general coincidirán en al menos un punto: la seguridad tiene que ver con el cuidado o salvaguarda del llamado “objeto referente” (OR). El objeto referente puede ser cualquier cosa que debe o merece ser protegido, por ejemplo: una persona, una comunidad, los bienes de los ciudadanos, un Estado, el sistema internacional, etcétera.
Sin embargo, el OR no solamente debe ser protegido por que resulta valioso, sino por algo que es todavía más importante: porque éste debe prevalecer para el futuro. En esencia, esto resulta ser el objetivo más importante que tendría que perseguir la seguridad.
Tomemos como ejemplo la seguridad nacional cuyo objeto referente es el Estado y entonces podríamos decir que no basta con que los encargados de la seguridad lo protejan con sus técnicas y armas de amenazas presentes, sino que deben esforzarse para que el Estado siga permaneciendo y sea funcional y estable en el futuro.
En este sentido, todos los tipos de seguridades que hay (privada, publica, interior, nacional e internacional) tienen exactamente las mismas 3 tareas. Esto es, 1) definir el OR que deben proteger, 2) tener claro cómo lo van a proteger (armas, marco jurídico, inteligencia, tecnología, etcétera) y 3) poner en marcha acciones para que el OR permanezca en el futuro.
Ahora bien, hay muchas formas de explicar y justificar la participación de las fuerzas armadas (FFAA) mexicanas en actividades civiles. Desde nuestra perspectiva, la tesis anterior lograría el objetivo.
Sin embargo, para ponerlo de forma más clara, presentamos dos argumentos puntuales. El primero es que la gran mayoría de las fuerzas armadas del mundo son multidimensionales, sobre todo a partir de la caída del muro de Berlín que obligó a replantearse el concepto de seguridad nacional e internacional.
Ser multidimensional significa que se ha ampliado el concepto de seguridad tradicional y hoy es necesario considerar temas en la agenda de seguridad que están por encima y por debajo del Estado (por ejemplo, el sistema internacional, los individuos, el medio ambiente o las comunidades). Entonces, esa discusión que ha sido internacional ha permitido que los países vayan modificando el alcance original de sus fuerzas armadas para que éstas puedan apoyar con su personal calificado, entrenado y disciplinado en otro tipo de tareas como lo son la protección civil, la ayuda humanitaria, la atención de desastres, la construcción de infraestructura, las labores policiales, el sostenimiento de viveros forestales para combatir el deterioro ambiental, etcétera.
El segundo argumento es resultado de reconocer que es totalmente lógico que las fuerzas armadas participen en acciones que estén destinadas a darle viabilidad futura al OR que les toca proteger. Eso trae como consecuencia que esas acciones que les encomiende su comandante supremo por supuesto serán variadas y quizá para muchos están fuera de su propósito original. Sin embargo, la permanencia del Estado mexicano exige precisamente que no solo se le proteja de las amenazas presentes, sino que se haga más de lo encomendado para poder tener un futuro como Estado.
Es natural que pueda no comprenderse el aumento de actividades que las fuerzas armadas mexicanas están llevando a cabo con el gobierno del Presidente Lopez Obrador. Pero se debe recordar que si bien tanto la SEDENA como la SEMAR son parte de la Administración Pública Federal (APF), también son las únicas que al mismo tiempo son instituciones de Estado (algo que no sucede con el resto de la APF), esto quiere decir que están diseñadas y capacitadas tanto para trabajar durante 6 años con cualquier partido político que ocupe el gobierno (como cualquier instancia de la APF), pero también para cumplir durante los tiempos del Estado que son la paz y la guerra (en este caso son los únicos, quizá con la Secretaria de Relaciones Exteriores, que pueden hacer ese doble trabajo).
El problema a nuestro juicio no está en las crecientes actividades que realizan las FFAA, sino en el futuro de la planeación estratégica militar mexicana. Es decir, existe un doble discurso por parte del actual Gobierno de México sobre las fuerzas armadas. Por un lado, les da la confianza del gobierno, pero por otro lado genera incertidumbres sobre su futuro. Hace menos de un año el presidente hablaba de desaparecer a las FFAA. Pero más allá de eso, que no es menor, tampoco observamos que haya intención de permitirles tener ejercicios plurianuales para que puedan realizar una mejor planeación de los retos futuros que enfrentan, que incluyen las encomiendas presidenciales, pero sobre todo dar la cara frente los problemas del Estado de aquí a 50 años.
Recomendación estratégica. Si bien es muy positivo que el gobierno deposite confianza en las FFAA, también se requiere que ese mismo gobierno apueste por permitir y fortalecer la planeación estratégica militar. El ejercicio del gasto representa solo un botón de muestra de lo que puede hacerse. Los compromisos de un gobierno no pueden estar por encima de los compromisos de un Estado, la razón es simple, lo segundo es más importante y permanecerá por más tiempo que el primero.