México y la Gran Estrategia.

México y la Gran Estrategia.

Si observamos de cerca los análisis militares y civiles en materia de inteligencia y seguridad, no queda claro cómo se prepara el Estado Mexicano para sobrevivir el S.XXI. Esto es un error estratégico porque no puede darse por hecho que México tendrá vida en los próximos 77 años simplemente porque le basta con sortear las condiciones cambiantes del entorno. Los Estados son organismos vivos que desafortunadamente no tienen capacidad de ajustarse a condiciones ambientales adversas sin necesidad de apoyos externos. Para sobrevivir, requieren comprender el futuro y reunir aquellos elementos necesarios que les permitan sortear los escenarios adversos observados.

Siguiendo con este ejemplo, las ciencias naturales nos indican que todo organismo vivo está sujeto a las leyes del nacimiento, el desarrollo y la muerte. Esto implica que en primer lugar dependemos del tiempo, por ejemplo, el ser humano tiene tiempos biológicos que determinan sus distintas etapas tanto de nacimiento, desarrollo y muerte. Un gobierno, democráticamente electo, también es un organismo vivo pero sus tiempos son jurídicos, es decir, determinados por una ley que le da vida y muerte en una fecha específica. El tiempo del Estado es distinto, ya que dependen, de acuerdo con el novelista ruso Tolstói, de la Guerra y la Paz.

Pero adicional al tiempo, la sobrevivencia de los organismos vivos depende de la capacidad que éstos tienen para poderse adaptar a las condiciones cambiantes del ambiente. Un ser vivo podría verse afectado por condiciones ambientales que amenazan o ponen en riesgo su existencia. Nuevamente llama la atención que el Estado Mexicano navega en condiciones cambiantes muy adversas, dado que el entorno internacional donde se desenvuelve, este estado y todos los demás, es anárquico por naturaleza y donde deben resolverse problemas en ausencia de un gobierno central y de intereses incluso comunes.

Por ello se hace necesaria la reflexión sobre una Gran Estrategia en México. Este concepto, planteado a finales de los sesenta por Liddell Hart, ha sido poco estudiado en el país. Esto contrasta, por ejemplo, con países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, China, Francia, España, Australia, entre otros, donde podemos encontrar múltiples referencias tanto en el ámbito académico como en la discusión pública sobre el tema. Incluso en Latinoamérica hay algunas referencias como en el caso de Brasil – quien ha tenido menos éxito con el tema— y Chile –que avanza con mayor determinación—que han explorado el alcance de diseñar estrategias de estado para sobrevivir en el S.XXI.

Lo que vale la pena resaltar es que esta falta de discusión sobre el tema puede ser crucial para el futuro de México. Como apunta Bart Schuurman, no podemos pasar por alto lo que ha pasado en el mundo en los últimos años donde hemos atestiguado la manifestación de nuevas tendencias demográficas, tecnológicas, políticas, criminales, ambientales y de salud que amenazan con poner en entredicho la sobrevivencia de algunos estados. México no es ajeno a esta problemática y por lo tanto estimo que su lugar en el S.XXI podría verse comprometido debido a la falta de una Gran Estrategia que de claridad sobre los intereses nacionales que debe proteger y la cantidad de fuerza y esfuerzo necesario, expresado en términos de recursos del poder nacional, que requiere disponer para defenderlos de futuras amenazas y riesgos.

Lo anterior, aclaro, es una pequeña reflexión de una mas amplia que forma parte de mi tesis doctoral que se ira compartiendo en este espacio.

Recomendación estratégica. Sobresimplificar ideas, característica de los gobiernos y de muchos de los análisis de inteligencia y seguridad que se encuentran por ahí, no aportan mucho para lograr la sobrevivencia del Estado Mexicano en los próximos años. En otras palabras, no basta con hacer un plan para lograr saber cómo llegar al Siglo XXI. Como Lawrence Freedman sostiene, la diferencia entre un plan y una estrategia es que el primero supone seguir una serie de pasos para permitir que alguien se mueva con confianza durante el trayecto o el trabajo a realizar. Mientras que la estrategia se diseña cuando otros individuos, grupos o países pretenden frustrar los planes de uno en el trayecto porque tienen intereses y preocupaciones diferentes y seguramente opuestos a los nuestros.

Francisco Franco Quintero Mármol. Es Maestro en Inteligencia y Seguridad, consultor en CIS Pensamiento Estratégico y catedrático.