Desde el año pasado, el escenario internacional ha tenido eventos de gran importancia en el ámbito de la seguridad internacional. Estas situaciones han ido propiciando un nuevo sistema global, modificando de manera gradual los balances de poder al punto de llegar al reavivamiento de las tensiones entre Estados Unidos y Rusia propias de la Guerra Fría. Esta tendencia de incremento en la cantidad y magnitud de conflictos en diferentes partes del orbe han dejado mal parado al aún hegemón, Estados Unidos.
Para el mes de julio de 2014, Estados Unidos ha ido teniendo dilemas internos y externos que han generado debates entre los ciudadanos y las altas esferas de Washington. Los temas más controversiales han sido el esperado anuncio de la retirada de tropas estadounidenses de Afganistán tras las elecciones de abril, el prolongado conflicto en Siria y el uso de armas químicas en Alepo en agosto de 2013, el surgimiento del Estado Islámico de Siria y el Levante, la anexión de Crimea por parte de Rusia al concluir las olimpiadas de invierno en Sochi, la aparición de Boko Haram en Nigeria, la necesidad de aumentar la seguridad en la frontera sur por el aumento de inmigrantes ilegales procedentes de América Latina, las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear y a mediados de este mes el derribamiento de un vuelo comercial de Malaysia Airlines en Ucrania.
Simultáneamente, la Unión Americana está teniendo problemas financieros que arrastra desde la crisis de 2008. El presupuesto del cual dispone disminuye cada vez más e incluso hay expertos en economía que han advertido sobre la falta de oro en las reservas norteamericanas. Esto ha hecho que la administración de Obama también se vea imposibilitada para responder a todos los problemas que enfrenta a nivel doméstico y exterior.
El 21 de Agosto de 2013, tras un par de años de guerra civil en Siria, se hizo público un ataque con armamento químico en los suburbios de Damasco. La atención internacional se volcó sobre el gobierno de Bashar al-Assad y la respuesta estadounidense no se hizo esperar. Observadores internacionales y la OPAQ se pronunciaron a favor de una evaluación de los daños para poder deslindar responsabilidades. El Vicepresidente John Kerry amenazó a Damasco con una intervención humanitaria por parte de EEUU para resguardar los derechos de la población Siria. Tras varios intentos, Kerry finalmente dio un ultimátum para que Assad entregara su arsenal químico al control internacional para su posterior destrucción en una especie de crisis de Brinkmanship.
La intervención del Kremlin permitió que el gobierno sirio cediera el control de su arsenal, uno de los más grandes del mundo, y así se evitara un conflicto mayor que incluyera la presencia norteamericana en otro país de Medio Oriente. Este éxito político de la administración de Putin permitiría que Moscú se diera cuenta de la debilidad de Estados Unidos ante conflictos internacionales en los que tanto la población como la situación económica y financiera del mismo le imposibilitaban tener un papel tan grande como en la primera década del 2000. La guerra en Siria continuó y se mantiene hasta hoy como uno de los conflictos más importantes de los últimos años.
Este conflicto se prolongó por tanto tiempo con ayuda externa de países que apoyaban a los grupos rebeldes, que se tornó cada vez más extrema y se trasladó a otras fronteras como Iraq. A finales del año pasado comenzó a cobrar fuerza un grupo sunnita extremista denominado el Estado Islámico de Siria y el Levante (ISIS por sus siglas en inglés). Después de una contienda de casi cuatro años en el único Estado laico de Medio Oriente tras la caída de Iraq, este grupo rebelde logró reunir suficientes recursos armamentísticos y financieros, así como afiliados, que hoy en día se le considera el grupo terrorista más importante por encima de Al Qaeda. Se ha expandido por el norte Kurdo de Iraq hasta las cercanías de Bagdad tomando el control de una buena parte del territorio.
Estados Unidos, junto con países como Francia, Qatar, Arabia Saudita y Turquía, proporcionaron la capacidad militar y económica a grupos como este durante 3 años buscando la caída del régimen de Bashar al-Assad. Uno de los motivos de mayor peso fue la construcción de un gasoducto que pretendían llevar a cabo tres Estados shiítas; Irán, Iraq y Siria, contrario a los deseos de los países del Golfo Pérsico de mayoría sunnita, para abastecer a Europa presentando una alternativa frente a Rusia. Esto, lentamente fue llevando al posicionamiento de ISIS en esta parte del mundo incluso atrayendo a occidentales a pelear dentro de sus filas.
La Unión Europea y EEUU se muestran temerosos y cautos ante la presencia de ciudadanos de estos países que han sido entrenados y radicalizados en Siria. Están preocupados porque al regreso de estos combatientes, lleven a cabo acciones en contra de los países occidentales que son mal vistos en Medio Oriente.
Al mismo tiempo, ISIS hace que se vuelva a tener en cuenta a Al Qaeda. La pérdida de seguidores y fondos de Al Qaeda frente a ISIS ha hecho surgir el cuestionamiento de si para recuperar su prestigio y así a sus financiadores y adeptos, podría llegar a recurrir a un fuerte ataque en contra, especialmente, de Estados Unidos. Se ha mencionado que un grupo afiliado de Al Qaeda en Yemen desarrolló una bomba que puede pasar por los controles de seguridad aeroportuarios sin ser detectada. Mientras esto sucede, en Rusia y Ucrania la tensión aumenta debido a la presencia de fuerzas armadas rusas en la Península de Crimea.
En el primer semestre del año, Ucrania vio un aumento en la intensidad de las protestas por parte de grupos pro rusos separatistas que buscaban mantener un status quo en sus relaciones con el país vecino. La Península de Crimea decidió separarse de Ucrania por medio de un referéndum para después buscar la anexión a Rusia. Mucho se habló de la presencia de grupos paramilitares rusos en esta región incitando a los civiles para su unión a la Federación Rusa. Esta intervención por parte de Putin en los asuntos internos ucranianos dio lugar a discusiones, señalamientos internacionales y sanciones por parte de Estados Unidos. A pesar de las condenas Occidentales, el Kremlin continuó su injerencia y anexó exitosamente esta parte del país.
Putin mencionó en varias ocasiones que no se dejaría intimidar por Estados Unidos y que continuaría con sus políticas. Incluso la expulsión del G8 fue tomada con gran indiferencia. El Kremlin no cree en la insinuación de sanciones económicas fuertes por parte de la Unión Europea debido a su gran dependencia en el abastecimiento a través de la paraestatal Gazprom. El presidente ruso también vio la no intervención norteamericana en Siria como una muestra de debilidad y que dejaba de manifiesto la posición de los ciudadanos norteamericanos ante una nueva empresa bélica por parte de su gobierno, así como los problemas de financiación que tiene para poder embarcarse en otra guerra y la renuencia de Barack Obama a comenzarla durante su administración.
Inmediatamente después de los señalamientos y las débiles sanciones en contra de Rusia, el gobierno de Moscú cerró un trato de USD$400 mil millones con China en mayo, abriendo su mercado hacia otros lugares además de Europa. Por ahora Rusia está respaldado por el gigante asiático y no tiene dificultades para continuar su plan, cualquiera que este sea, en Ucrania.
Sin embargo, el 17 de Julio, el vuelo MH17 de Malaysia Airlines fue derribado entre Ucrania y Rusia; una zona de guerra. Muchos apuntan a que Rusia es responsable debido a que los presuntos atacantes fueron grupos pro rusos con armamento provisto por Moscú. Aunque ninguna parte se ha adjudicado el ataque, algunos países europeos que anteriormente se mostraban más tímidos frente al gobierno de Putin han hecho condenas más enérgicas, principalmente Holanda. Es probable que esto vaya en aumento dentro de los países de la UE y comiencen a hacer más tangibles sus sanciones en contra de Rusia.
Mientras tanto, en Estados Unidos el General J. Kelly del Comando Sureño pidió más dinero, drones y vehículos para proteger la frontera con México. Las quejas se basan en que para la ayuda a países como México, Guatemala, El Salvador y Honduras asciende a USD$280 mil millones para el año fiscal de 2015, en tanto que el capital destinado a la protección de la frontera sur solo llega a $2 mil millones de dólares adicionales.
Estados Unidos se encuentra ante un abanico de escenarios en los que, si desea seguir su política de Responsibility to Protect (R2P), Ayuda Humanitaria, incluso en el conflicto árabe israelí que lleva dos semanas de enfrentamientos en la Franja de Gaza, debe buscar las opciones que le mantengan como un Estado fuerte ante la opinión de la comunidad internacional. Hay varios factores que debe considerar para poder mantener su presencia tomando en cuenta su debilidad financiera y económica. No tiene la misma capacidad de hace al menos una década en la que podía abrir varios frentes a la vez.
La principal amenaza a su hegemonía política es nuevamente Rusia. Aún cuando las sanciones Occidentales han sido ligeras, podría no ser necesario que se endurecieran, en especial por la dependencia europea al gas ruso. Debe mantener una postura fuerte, pero quizá la problemática rusa pueda no venir de estas. La presencia de ISIS ha permitido que el Kurdistán vuelva a tener la opción de vender el petróleo iraquí, anteriormente prohibido por el gobierno de Maliki. Los barriles norteamericanos son otro factor. Se espera que próximamente comiencen a ser exportados y esto dos hechos harían que los precios disminuyan. Así, a pesar del trato multimillonario con Pekín, tendría ganancias menores que le dificultarían la continuidad de la política actual al Kremlin. Por otra parte, Japón ha iniciado la reactivación de sus plantas nucleares. Tokio había apagado estas centrales después del tsunami que dañó la central de Fukushima en 2011 y había comenzado a importar grandes cantidades de hidrocarburos para abastecer al país de energía. Con la decisión de encender las plantas nucleares, disminuiría el consumo de crudo ruso.
En el caso de ISIS, se ha mencionado que Bashar al-Assad ha permitido el crecimiento de este grupo para contraponerlo a su régimen. De esta manera, a Occidente se le presenta la opción de seguir con Assad o de elegir a su sucesor de entre los rebeldes, que sería el Estado Islámico. La guerra civil en Siria continúa y tras dos Conferencias de Paz de Ginebra no se ha logrado llegar a ningún consenso. Durante este tiempo los desplazados, muertos y heridos aumentan por miles cada semana. Desde antes de celebrarse la Segunda Conferencia de Paz, se había debilitado la resistencia armada opositora a Damasco, haciendo cada vez menos posible el éxito de los rebeldes. La expansión de ISIS a Iraq generó aún más apoyo a Assad por parte de algunos países para evitar que creciera y se expandiera más. Entre los partidarios del gobierno sirio se encuentran Rusia, China e Irán.
El triunfo de Bashar al-Assad también representaría otro éxito de Vladimir Putin debido a que Siria es un aliado estratégico y la única salida al Mediterráneo para Rusia. Mantener su base militar y el puerto seguiría ofreciendo más fuerza a Rusia. Estados Unidos no puede reiniciar una guerra que recientemente abandonó en Iraq enviando tropas nuevamente a este país Islámico. La mejor opción que tiene por el momento, sería contrarrestar el avance de ISIS por medio de ataques con drones que si bien son un gasto militar, no los embarcaría directamente en otra guerra en un Estado que dijeron haber arreglado con el derrocamiento de Saddam Hussein y una intervención de más de diez años. De igual manera, deben dialogar con el Presidente Maliki para convencerlo de tener un gobierno más incluyente con los sunníes y los kurdos para evitar que se unan a las filas de ISIS.
En cuanto a la necesidad argumentada por el Comando Sureño de un presupuesto mayor para resguardar la frontera, la situación interna de un país debe ser lo más importante para poder crecer de adentro hacia afuera. En todo caso, si la asistencia que se ofrece a países centroamericanos se dividiera y una parte se ofreciera en forma de Cooperación Internacional para el Desarrollo, los países latinoamericanos podrían captar más inversiones y generaría una situación más estable que evitara que la gente tuviera que emigrar en busca de mejores oportunidades de vida, así disminuyendo la necesidad de reforzar la seguridad fronteriza.
Estados Unidos debe tener muy claras sus prioridades para lograr mantener su hegemonía por un poco más de tiempo y buscar evitar emprender nuevas intervenciones en el extranjero para poder estabilizar su situación interna, haciendo frente a potencias como Rusia, que además de lo anteriormente expuesto, creó con el resto de los BRICS el Banco de Desarrollo que representa una oposición sin precedentes al sistema de Bretton Woods.
Gabriel Mondragón Toledo es especialista en temas de Seguridad Internacional, Desarme y No Proliferación