La apuesta del Gobierno de México en temas de la seguridad es fuerte, quizá la mas ambiciosa de los últimos 20 años. Sin embargo, como en aquellos juegos donde el resultado depende del lanzamiento de una moneda las cosas pueden salir muy bien o muy mal. En este sentido, el Gobierno lanzó una moneda al aire con la creación de la Guardia Nacional (GN). En términos generales estamos de acuerdo en que exista un cuerpo de esa naturaleza, pero también recomendamos atender hoy algunos retos futuros que, de no solucionarse pronto, la moneda probablemente no caerá del lado que se espera.
Los aciertos
Destacaríamos dos principales aciertos de contar con un cuerpo especializado en el combate a la criminalidad. El primero es que ayudará a la clarificación y definición de los objetos referentes (OR) de la seguridad. Recordemos que, al final del día, la seguridad tiene dos propósitos: 1) proteger de todo riesgo o amenaza a un OR que se nos ha encargado y 2) hacer que ese OR permanezca en el futuro. Esto funciona por igual para los distintos tipos de seguridad, ya sea, internacional, nacional, interior, pública o privada; lo que cambia entre cada uno de ellos son 1) los OR, 2) quienes serán los responsables de su protección, 3) que paredes construiremos a su alrededor y 4) las estrategias diseñadas para que este tenga permanencia a lo largo del tiempo. Un grave problema en el diseño de las políticas de seguridad en México ha sido que al no haber una definición sobre los distintos OR que deben ser protegidos tanto a nivel nacional, interior y público, tampoco hemos sabido que instrumentos utilizar para protegerlos. Como resultado, las autoridades ponen a todas las fuerzas de seguridad, civiles y militares, a perseguir el “problema de moda” independientemente de que cada una de estas fuerzas fueron entrenadas y diseñadas para atender un OR distinto. Desde el grupo subversivo, hasta el carterista en el transporte público son temas que han tenido que ser atendidas por las Fuerzas Armadas (FFAA), las policías federal, estatal y municipal, las procuradurías y fiscalías, y nuestro sistema de inteligencia nacional, criminal, policial y financiero. Sin distinción han tenido que correr “todos tras el balón” lo que ha ocasionado una completa confusión en las responsabilidades, doctrinas de enseñanza, modelos de actuación, etcétera. No es difícil encontrar entonces que el militar se considere policía, el policía se considere ministerio público y el ministerio público se considere con poder militar.
El segundo acierto es que la GN permitirá despresurizar a las fuerzas civiles y militares encargadas del orden y la seguridad pública y/o nacional. Recordemos que al haber OR distintos para cada fuerza de seguridad, entonces hay tareas que a cada uno le toca. La SEDENA no solo persigue al criminal del momento, también, por mencionar algunas otras funciones, produce árboles forestales para que el País tenga mejores oportunidades de enfrentar los riesgos ambientales; o aplica el plan DNIII en auxilio a la población en casos de desastres. Por su parte la SEMAR, también le corresponde la vigilancia de nuestro mar territorial -que representa el doble en extensión de nuestra porción en tierra- para que la pesca furtiva no acabe con más especies o se agoten nuestros recursos marítimos; o la Policía Federal, que le toca también la vigilancia y protección del espacio virtual frente a hacktivistas y ciberdelincuentes que operan globalmente. Entre estas tres instituciones no rebasarán los 350mil efectivos, eso sin contar las bajas, las enfermedades, el largo entrenamiento requerido para hacer actividades altamente especializadas, etcétera. Si despresurizamos las instancias federales, estatales y municipales con un solo cuerpo especializado en esta clase de enfrentamiento, probablemente cada una tendrá el espacio para ayudar a proteger al OR que se le encargó y entonces aportar, pero desde otras trincheras.
Los 6 retos de la futura Guardia Nacional.
La GN no resolverá todos los problemas de seguridad. Sin embargo, probablemente tendrá mejores oportunidades si consigue atender los siguientes retos:
El primer reto será la incorporación voluntaria de militares a la GN. Recordemos que este fue uno de los temas centrales del fracaso de la Gendarmería en el Gobierno de Peña Nieto. El problema radicó en que a los miembros de las fuerzas armadas que fueron invitados a formar parte de la Gendarmería no se les garantizaba sus prestaciones. Si bien en el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 se argumenta que a los militares que se integren se les respetarán sus prestaciones y grados, no está claro cómo será para los nuevos civiles. Si deciden no crear condiciones iguales entonces tendrán Guardias con prestaciones de primera y de segunda. Además, esto probablemente tardará y por supuesto no será fácil de resolverlo, financiera ni técnicamente, lo cual puede inhibir la libre incorporación de los elementos en la primera y segunda etapa
El segundo reto es el reclutamiento. La realidad es que muchos de los nuevos jóvenes que se incorporarán no podrán ser parte del proyecto ya sea por antecedentes, porque no cumplen los requisitos o porque no pasaron pruebas de control y confianza. Sin embargo, quizá el principal reto será convencerlos de que se inscriban. El problema del reclutamiento es algo que ha estado viviendo tanto el Ejercito, la Marina, la Policía Federal y el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN), es decir, que a pesar de ofrecer prestaciones atractivas no encuentran nuevos jóvenes que les interese trabajar en lugares donde la paga es poca, la capacitación es larga, el escenario de crecimiento es lento y hay mucho riesgo. Muchos jóvenes hoy buscan empleos con otro tipo de culturas laborales que no necesariamente se ofrecen en estos lugares.
El tercer reto que la GN debe considerar es que para tener listos a 55mil elementos habrá que capacitarlos en un lapso relativamente corto, asunto que parece muy complicado. En primer lugar, hay una escasez de instructores civiles y militares para dicha tarea ya que México no se ha preocupado por años en formar a formadores pues apenas llega a una centena de instructores serios en la materia lo cual dificulta la capacitación. En segundo lugar, la oferta de capacitación es limitada, cerrada y mayoritariamente concentrada en la CDMX. En tercer lugar, al ser pocos efectivos y tener tanta necesidad operativa, esto no permite que el alumno pase mucho tiempo en las aulas.
El cuarto reto será el replanteamiento del combate a las drogas. Frente a las drogas, desde el S.XX hemos seguido las mismas estrategias: prohibicionista, bélica y punitiva. El resultado ha sido un fracaso en términos del costo social, humano, político y económico. Por ello la propuesta del Gobierno de México es interesante. Sin embargo, no se podrá perder de vista que las drogas son un fenómeno global y que, si bien hoy podemos atacar, por ejemplo, el tema de la producción de amapola en Guerrero eso no nos exime de que se instalen laboratorios de producción de otras drogas como el fentanilo que proviene de Asia, sobre todo en zonas de Michoacán, ocasionando eventos colaterales posiblemente peores.
El quinto reto será sostener una estrategia efectiva contra la criminalidad. En materia de seguridad hemos seguido dos estrategias con resultados igualmente deficientes: 1) la estrategia realizada en Afganistán en 2001 por los norteamericanos que consiste en ir tras las cabezas de los lideres de la organización y esperar que la organización colapse por la falta de su líder y 2) el modelo colombiano que consiste en aceptar la agenda impuesta por el gobierno en turno de los Estados Unidos para decir cuándo y como hay que combatir al crimen organizado. Seguramente el Gobierno de México no seguirá estas rutas, pero la inercia y las presiones pueden ser fuertes y terminar inclinando nuevamente la balanza hacia las viejas estrategias.
El sexto reto, y el más importante, será poder proveer de productos de inteligencia en tiempo y forma. Al respecto, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), aun a pesar de que aglutine a elementos del CISEN, de la Policía Federal, y, hasta posiblemente de la próxima Fiscalía General de la República, así como sumando los esfuerzos que hacen la Sección Segunda de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), la Unidad de Inteligencia Naval de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR) y la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), probablemente no contará con las capacidades para poder producir los productos necesarios de inteligencia que requieren para que la moneda caiga a favor del Gobierno. Sobre todo, porque los analistas de inteligencia son limitados y sus métodos de aprendizaje han sido muy variados. CISEN con inteligencia nacional, Policía Federal con inteligencia policial, SEDENA con inteligencia militar, SEMAR con inteligencia naval, o el Centro de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI) con inteligencia criminal. Además, no será fácil encontrar las señales entre tanto ruido, esto es que, al aglutinar todo en el CNI, si bien se maximiza la recolección al concentrarse los datos y la información que se produce en el campo, se corre el riesgo de que no sean capaces de procesar toda esa información y que se pierda el enfoque del analista entre tantas “señales de alertamiento” que surgirán.
Finalmente, para que el Gobierno de México obtenga un resultado positivo en seguridad no bastará con poner voluntad y recursos. En CIS Estratégico conocemos los retos que enfrenta la Guardia Nacional. Desde nuestra experiencia sabemos que la inteligencia puede disminuir el azar e inclinar la moneda para que caiga del lado correcto, es cuestión de que los tomadores de decisiones lo tomen en cuenta
* Francisco Franco Quintero Mármol es Maestro en Inteligencia y Seguridad Internacional por el King´s College London, Director de CIS Pensamiento Estratégico, consultor, catedrático y conferencista en temas de inteligencia y seguridad
Es muy cierto lo que comenta el Mtro. Franco, los retos con los que se va a enfrentar la Guardia Nacional, que viéndolo desde una perspectiva más objetiva es nada mas que una Gendarmería, hay que recordar que las Gendarmería son instituciones con formación y origen militar, pero dedicadas a actividades de policía, por lo tanto le llamen de una u otra forma, lo que están integrando es una Gendarmería, desgraciadamente la que se formo con el Gobierno de Peña Nieto, nunca tuvo el apoyo y el respaldo del propio gobierno, a pesar de ello y en los cuatro años que trabajo, logro tener niveles de aceptabilidad solo por abajo del Ejercito y de la Marina Armada de México, sus principales baluartes que le sirvieron para lograr esto fueron cuatro y que considero que la Guardia Nacional debería retomar: La proximidad Social, la atención de Ciclos Productivos, el tema Ambiental y finalmente la Tutela del Patrimonio Cultural.
Excelente comentario. Muchas gracias y le enviamos un cordial saludo
Excelente articulo, coincido con la optica que se debe de apostar por la inteligencia para una correcta toma de decisiones.