Los modernos sistemas de policía dependen de la información y de su análisis para la producción de inteligencia. Los avances tecnológicos permiten a las instituciones de seguridad utilizar instrumentos que ayuden a la predicción, prevención y reacción ante la violencia y la criminalidad. Desde hace ya algunas décadas se ha presentado una transformación de las policías en occidente que buscan dejar atrás el viejo modelo tradicional reactivo de perseguir delincuentes; sin embargo, en México, pese a los altos niveles de violencia y de criminalidad esto no se ha logrado del todo.
México aspira a contar con instituciones de seguridad modernas con capacidad de hacer frente a los hechos criminales y de violencia. El Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica, así como algunas experiencias locales en materia policial, demuestran intentos por utilizar información e inteligencia en el proceso de la toma de decisiones y en la acción policial.
Las experiencias exitosas en el control criminal a nivel local se han enfrentado a un reto mayúsculo: el reporte ciudadano. En todo el planeta, la participación ciudadana es la base de toda acción policial, debido a que es el canal por el que las autoridades conocen los hechos presumiblemente criminales, las faltas administrativas o las emergencias, sin lo cual es posible producir inteligencia e implementar un modelo policial diferente al reactivo tradicional.
La información policial en México, oficialmente, se recopila sustancialmente por dos canales: las llamadas a los números de emergencia y con el Informe Policial Homologado. En uno, los ciudadanos informan sobre actos en los que piensan debe de presentarse una autoridad para atenderlos, el segundo es elaborado por los oficiales cuando se presentan a un evento.
Este Informe, de carácter homologado, nacional y obligatorio para las policías de los tres niveles de gobierno, es el documento que se presenta ante el Ministerio Público para dar cuenta de las características de los eventos y a partir de ellos definir la existencia y tipo de falta o delito cometido. Esto hace, del Informe, el primer documento que se produce en las instituciones de seguridad en el que participan los oficiales de policía.
Existen dos formatos para el Informe, uno para los delitos y otro para los eventos de justicia cívica. En ellos, el primero de 15 páginas y el segundo de 4, se registran los datos de los oficiales de policía que intervienen; el lugar y narrativa de los hechos y los datos del detenido y del vehículo. Aparte de esta información, en el documento para los delitos se incluyen los datos sobre el lugar de traslado de los detenidos; la narrativa del uso de la fuerza; el resultado de la inspección de los vehículos; un inventario de armas y objetos relacionados con el presunto hecho; los datos de las entrevistas realizadas y del proceso de entrega-recepción del lugar donde se presentaron los hechos.
Este Informe, aparte de ser la base de las carpetas de investigación y de faltas administrativas, puede llegar a ser la principal fuente de información y datos para la muy necesaria producción de inteligencia.
Hasta el momento existen algunos casos en los que el Informe es utilizado por las instituciones policiales para prevenir, investigar y contener los delitos, los municipios parecen ser los más interesados en su uso, algo que con el tiempo se tendrá que generalizar como una buena práctica para las policías de los tres niveles de gobierno.
Los retos para el aprovechamiento del Informe son variados. Para comenzar existe interés y conveniencia para no recopilar, sistematizar y analizar la información y los datos criminales, ya que ello permite libremente continuar con malas y nocivas prácticas de corrupción, patrimonialistas y de intereses personales o de grupo, beneficiosos para ciertos responsables técnicos y políticos de las policías y nocivos para la eficacia, eficiencia y legitimidad de estas.
Los oficiales, pese a los esfuerzos realizados para mejorar su perfil y darles formación, continúan teniendo dificultades para llenar de forma adecuada el Informe. Las quejas, del no muy confiable, Ministerio Público son constantes a pesar de los cursos que recibe cada elemento para su llenado y la necesidad de tener los conocimientos para que se les expida la Cédula Única Policial, que es el documento que los distingue como policías y les da el poder de detener a las personas.
El segundo tema, de capacidades técnicas, responde al reducido uso de las tecnologías de la información en las policías. A nivel federal se han adquirido diversos sistemas de información que en algunos casos también existen en los Estados; sin embargo, la autoridad que realiza el mayor número de intervenciones: la municipal, carece de sistemas que les ayuden a gestionar la información y datos que tiene el Informe.
En los últimos años, para agilizar el llenado del Informe y dar respuesta a las quejas sobre el tiempo de llenado, algunas autoridades locales han adquirido dispositivos informáticos móviles de captura, que, pese a la impecable lógica de su beneficio, han demostrado diferentes resultados que en algunos casos las ha llevado al desuso. Esta situación sustenta las dudas sobre los beneficios de aumentar las capacidades técnicas a partir del uso de las nuevas tecnologías y con ello dificulta la mejora del proceso de tratamiento de información y datos policiales.
A nivel internacional existe una diversidad de experiencias de la gestión de los reportes criminales que en algunos casos se enfrentan claramente con la visión que se tiene en México sobre el Informe. La policía de Nueva York en Estados Unidos, referente internacional de reforma policial, tiene una variedad amplia de formatos para el reporte de las intervenciones policiales, estos son diferentes a los utilizados por otras ciudades, cuestión que implica que no se encuentra homologado y que, por lo tanto, cada autoridad decide qué tipo de información y datos le son útiles.
Los diferentes formatos implican el llenado del oficial de policía de hasta una centena de páginas en las que se registran una gran variedad de datos. Estos reportes son sistematizados e integrados a sistemas de cómputo y análisis, que hoy en día se complementan por las herramientas de Inteligencia Artificial, para que el departamento de policía produzca conocimiento sobre la situación de criminalidad en la ciudad, prediga los lugares y momentos en los que se pueden producir actividades criminales e identifique las personas presumiblemente responsables de haber realizado un delito.
Estas capacidades desarrolladas por la policía de Nueva York se sustentan con la recopilación y análisis de información y datos de calidad, así como de tecnologías, entre ellas el uso de Inteligencia Artificial, para producir inteligencia de utilidad en las acciones estratégicas, tácticas y operativas necesarias para controlar la criminalidad, conservar la paz y el orden.
Los grandes avances en seguridad en las grandes metrópolis, independientemente del modelo de policía local que se quiera instaurar, se ha desarrollado con información inicialmente proveniente de los reportes criminales y faltas administrativas. Estos reportes al ser analizados y utilizados en la operación policial ayudan a focalizar los escasos recursos y mejorar la respuesta, basadas en datos e información, a las cada día más variadas actividades a las que se dedican para aumentar su eficiencia y eficacia.
La mejora de cualquier policía inicia con un adecuado reporte criminal; en México, el Informe Policial Homologado aspira, con todos sus defectos, a implantarse y acostumbrar a los policías de los tres niveles de gobierno a registrar los elementos que en su localidad son de utilidad para conocer las actividades criminales y para sustentar las carpetas de investigación del Ministerio Público.
A partir de ello, las policías pueden aspirar a realizar análisis e inteligencia que les permita mejorar su proceso de toma de decisiones, democratice a las instituciones de seguridad y disminuyan las malas prácticas que les han disminuido la legitimidad necesaria para el actuar de cualquier institución represiva del Estado.
El Informe Policial Homologado tendrá que seguir siendo analizado y modificado conforme al desarrollo y mejora de las instituciones de policía, las nuevas necesidades procesales, los comportamientos criminales y en contra del orden y los desarrollos tecnológicos y analíticos. México parece dar el primer paso para transformar nuevamente su modelo policial; sin embargo, como lo demuestran las experiencias internacionales, el país va a necesitar invertir y mejorar sus recursos para desarrollar a corto plazo las instituciones de policía que demanda la graves situación de violencia y criminalidad que vive el país.
Agradezco los valiosos comentarios de Misael Barrera Suárez Síguelo en @MisaelBarreraS
Fernando Jimenez Sánchez es investigador CONACYT y de El Colegio de Jalisco. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores; Doctor en Análisis y Evaluación de procesos Políticos y Sociales por la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Análisis y Prevención de Terrorismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Síguelo en @fjimsan