El Gobierno Federal ha manifestado públicamente que ha optado por una estrategia de reducir los enfrentamientos directos con la delincuencia. Esa lógica también la siguen de forma abierta u oculta algunos gobiernos estatales y municipales, sobre todo los emanados de MORENA y algunos otros que quieren ser bien vistos por el Presidente.

Esta estrategia pudiera ser discutible, sin embargo, lo que no debería estar sujeto a debate es que los gobiernos renuncien a la capacidad de mejorar sus instrumentos de recolección de información para anticiparse al futuro. Es decir, independientemente de que se favorezca mas la paz que el conflicto, la necesidad de conocer los movimientos del adversario criminal no puede desdeñarse y tiene que seguir siendo una prioridad gubernamental (en los tres niveles) para tener ventaja operativa y estratégica sobre el enemigo.

La masacre de policías municipales en Aguililla, Michoacán y lo sucedido el día de ayer en Culiacán, Sinaloa refleja no solo que los criminales tienen más información que las autoridades, sino un doble error en el modelo de inteligencia criminal en México que se ha venido repitiendo tanto a nivel federal como a nivel estatal y municipal. En primer lugar, el poco uso que la autoridad le da la información que se genera con antelación y que impacta sobre la probabilidad de que ocurra un evento futuro. En términos estrictos, la inteligencia no tiene un modelo de estimación de probabilidades que reduzca el riesgo de las personas que están en campo. Esto se observa todos los días, ya que cuando se realiza una diligencia policial o se lleva acabo alguna operación rutinaria, se sigue optando por un mandar a un número importante de elementos para cumplir con la orden. Es decir, se sigue utilizando la fuerza, aunque en el discurso se diga lo contrario. Es por ello que, desafortunadamente todas las fuerzas del orden han tenido su “Aguililla”-emboscadas indiscriminadas con oficiales muertos- o su “Culiacán” -detener al delincuente pero tenerlo que soltar por verse superados por el enemigo- a lo largo de los años y poco ha cambiado en la forma de operar. La solución generalmente ha sido aumentar el número de integrantes del convoy o el equipamiento a bordo de los vehículos. Pero no se hace mucho por mejorar la capacidad estimativa de los analistas de inteligencia.

El segundo error es que el modelo de inteligencia criminal mexicano no ha mejorado la capacidad de recolección de información HUMINT en el teatro de operaciones. El modelo de inteligencia Periférica, Cercana y Profunda que CIS ha implementado con eficacia en varias partes ha permeado de forma lenta por la preferencia que algunas corporaciones tienen al uso de la fuerza frente a la estrategia.

Este modelo de CIS prevé, en la etapa PERIFERICA que se creen las condiciones de estabilidad operativa de las actividades de inteligencia que se desarrollaran. En la etapa CERCANA el objetivo es realizar acciones de inteligencia para retrasar las actividades mas importantes del adversario para debilitarlo y en la etapa PROFUNDA el objetivo será desgastar al adversario para elevar su costo de seguir peleando y conseguir más rápido su rendición.

Cada uno de estos cinturones de inteligencia lleva un componente muy fuerte de HUMINT para que pueda ser estable su operación. En la medida que los gobiernos apuesten mas por las estimaciones y por la recolección de información, podrán anticiparse mejor a los acontecimientos futuros y reducir el riesgo para las personas que están en el frente de batalla todos los días.

Por supuesto los analistas de inteligencia no podemos reducir todos los riesgos futuros. Por ello el Teorema de Bayes nos va a brindar una alternativa para estimar la probabilidad de un evento a partir del impacto de otro evento que acaba de ocurrir. Esto abre la posibilidad de ir anticipando sucesos futuros y capitalizar oportunidades o sortear algún riesgo.

Sin embargo, el método no puede resultar exitoso si no se cuentan con múltiples fuentes de información para identificar aquellos eventos que influyen directamente y hacen que aumente o disminuya la probabilidad de ocurrencia del riesgo (u oportunidad) que estamos estimando.

En conclusión, la única motivación de implementar mejores modelos de inteligencia criminal es evitar nuevos “Aguilillas” o “Culiacanes”. Los gobiernos pueden reducir su intensidad y frecuencia de lucha contra los criminales, pero no pueden renunciar a la necesidad de saber lo que hace el adversario, porque entonces expone a los policías, soldados y marinos a una mayor probabilidad de verse superados por el enemigo.

* Francisco Franco Quintero Mármol es Maestro en Inteligencia y Seguridad Internacional por el King´s College London, catedrático y conferencista en temas de inteligencia y seguridad y Director de CIS Pensamiento Estratégico.

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