La llegada de la administración de Joe Biden le abre oportunidades al Gobierno de México para negociar una agenda bilateral en temas de seguridad e inteligencia mucho más estratégica y con menos sobresaltos como la que se tuvo en tiempos de Trump. O al menos eso es lo que se esperaría que hicieran ambos gobiernos para destensar las relaciones bilaterales en beneficio mutuo.
Por supuesto hay temas tradicionales que están en la agenda bilateral de seguridad e inteligencia y se tratan diariamente. Estos son migración y tráfico de drogas de México a Estados Unidos, o tráfico de armas de Estados Unidos a México incluidas las operaciones encubiertas de los EUA en el País.
Pero dadas las nuevas circunstancias producto del tipo de liderazgos en ambos países, estimamos que podrían empezarse a discutir una serie de temas relevantes relacionados con la inteligencia y la seguridad.
Entre ellos destacan los siguientes.
1. Ciberseguridad. En este punto habría varios apartados. El primero es el interés mexicano de invertir (recurso humano, científico y tecnológico) para reforzar las capacidades de defensa cibernética de su infraestructura crítica, que es la que da soporte al desarrollo económico nacional, y que asciende a más de 3 mil instalaciones.
El segundo apartado es la protección y mejora de la repuesta a incidentes en las instalaciones críticas que los norteamericanos mantienen en territorio mexicano. De no atenderse este tema seguirá siendo un punto de mucha tensión entre los dos gobiernos en los próximos años.
El tercer apartado es el interés que podrían tener ambos gobiernos para reducir los ciberataques y la manipulación de la información en el proceso electoral mexicano del 2021. México no tiene una infraestructura robusta para defenderse de ello y eso podría ser un tema para discutir en la agenda binacional de inteligencia y seguridad.
2. Puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán. El problema se centra en la introducción a México del fentanilo vía el Puerto de Lázaro Cárdenas. Ambos gobiernos coinciden en la necesidad de frenarlo, sin embargo, habrá que superar algunas prácticas de la DEA que se dieron durante la administración Trump dónde el tema del fentanilo era utilizado más como propaganda para criminalizar al Estado mexicano. El problema es real, pero el reto, en el ejercicio de negociación bilateral, será obtener el compromiso de disminuir el tráfico proveniente de Asia, reducir el consumo en los Estados Unidos, combatir seriamente el tráfico de armas a México y por supuesto, cerrarle espacios a la corrupción en ambos lados de la frontera.
3. Escasez de agua en los estados fronterizos. El escaso suministro de agua en la zona, el estrés ambiental local, el incremento de usuarios domésticos, agricultores e industriales, entre otros temas, hace que el agua sea un tema de constantes fricciones diplomáticas entre México y EUA. Esto se agravó los últimos años dada la visión estrecha sobre los temas ambientales que tenía el expresidente Trump y que mantiene el presidente Lopez Obrador. Sin embargo, se abren nuevas oportunidades diplomáticas para el beneficio de la población dado la perspectiva más amplia del presidente Biden sobre estos temas.
4. Relación de México con Rusia y China. Evidentemente la administración del presidente Biden buscará contrarrestar la influencia que ha tenido China y Rusia en la toma de decisiones mexicanas para el combate a la pandemia del Covid-19. Pero ¿Qué estrategias podrían utilizar? La primera sería es cerrarse a la negociación con México y esperar a que éste continúe con su ruta al fracaso en materia del manejo de la pandemia. De esta forma podrían evidenciar las sospechas de ineficacia que hay de las vacunas china y ruso y explotar políticamente las consecuencias de aquellos gobiernos que deciden acercarse a otras potencias.
El otro escenario, quizá el más probable, sería que decidieran continuar con las negociaciones bilaterales para contrarrestar la influencia chino y rusa y conseguir un caso de éxito producto de su apoyo internacional (dado que no tienen otros ejemplos). De esta forma podrían corregirle la ruta al presidente López Obrador y de paso ganarse su confianza (winning the hearts & minds strategy), al mismo tiempo que mandarían un mensaje al resto de países latinoamericanos que se han cargado también a la influencia de China y Rusia.
5. Portación de armas de agentes norteamericanos en México. Este tema volverá a estar en la agenda bilateral muy pronto, aunque estimamos que será una batalla que probablemente pierdan los norteamericanos. La intención del gobierno del presidente López Obrador es quitar la autorización que se les otorgó a los agentes encubiertos norteamericanos durante la administración del expresidente Peña Nieto para que pudieran portar armas en territorio mexicano.
6. Narcotráfico y terrorismo. Sobre narcotráfico la discusión de la agenda se centrará en buscar imponer la visión de la DEA para que México retome la Kingpin Strategy y que consiste en ir tras los jefes de las bandas criminales para extraditarlos a los EUA y de esta forma buscar dejar disminuida la operación de la organización. Esta negociación también estimamos que no prosperará dado que, si bien ha tenido resultados para la DEA por que les permite obtener información y recursos dado que los narcotraficantes pagan indemnizaciones, la realidad es que México no obtiene ninguna ganancia dado que las organizaciones se vuelven a reconformar complicando aún mas el escenario de violencia.
Finalmente, el terrorismo seguirá siendo un tema que no se estima que genere mayores fricciones en la agenda bilateral de inteligencia y seguridad. México continuará cooperando fuertemente para monitorear la lista de personas sospechosas de colaborar con el terrorismo y que potencialmente podrían cruzan su territorio hacia los EUA. El nuevo tema de la agenda serán las preocupaciones que a los norteamericanos les genera la planta nuclear de Laguna Verde dado el poco mantenimiento que tiene. Sobre todo 3 preocupaciones: 1) que la inversión que se requiere en la planta podría venir de capitales rusos o chinos; 2) el deterioro de la infraestructura y que podría generar una explosión nuclear; y 3) el robo de material enriquecido de uranio.
Recomendación estratégica. El cambio de interlocutores siempre puede ser positivo para impulsar nuevos temas o darles una perspectiva distinta a las métodos que se han utilizado tradicionalmente para abordar los problemas complejos binacionales. La recomendación sería seguir en esa ruta, es decir, mantener una buena relación para buscar mejores acuerdos en inteligencia y seguridad en beneficio de ambos países. Si el presidente López Obrador decide tomar otro rumbo en la relación bilateral quizá no sea útil para sus planes gubernamentales. La fragilidad de su movimiento radica en la falta de resultados en temas corrupción, salud, economía y seguridad. En cambio, podría mejorar sus resultados en esos temas si construye una mejor relación de cooperación entre iguales con el nuevo gobierno norteamericano.