El marco normativo de Seguridad Nacional necesita, con urgencia una renovación y actualización, que lo coloque acorde a los nuevos y a los tradicionales retos y amenazas. La ley de Seguridad Nacional actual es inadecuada para cumplir su función y hasta el momento parece que no ser un tema de interés para la 4a Transformación, quien, al igual que los gobiernos anteriores, continuará perdiendo tiempo en su adecuación a un mundo convulso que avanza a pasos agigantados y en que se deja en el camino a quienes no pueden seguir el paso.
Por primera vez en la historia moderna se comienza a tener conciencia de que nuestro planeta puede dejar de ser habitable en un futuro no tan lejano. El cambio climático, todos los días y en todos los lugares, nos recuerda su presencia e impacto en nuestras vidas diarias, así como, la necesidad de revertirlo. La inhabitabilidad de regiones, continentes y potencialmente todo el globo terráqueo nos hace conscientes de la importancia de la prospectiva y de pensar las consecuencias que el presente traerá para un futuro incierto.
Para naciones como México, sumergidas en el ahora y lo inmediato, haciendo esfuerzos para subsanar los retos del pasado y mejorar poco, muy poco, las condiciones y desarrollo económico, social y político presente, pensar a futuro es una práctica extraña, que generalmente se deja a naciones más desarrolladas, quienes, en la práctica y por encima de las soberanías, deciden sobre el futuro de todas las naciones del planeta.
México, al igual que las naciones en desarrollo, lucha desde hace décadas en contra de fenómenos gestionados, y en pocos casos superados, como la: criminalidad, corrupción, pobreza, violencia y desigualdad, los cuales definen las agendas de instituciones públicas con crisis de legitimidad, incapaces y en implosión, que le impiden ampliar la visión más allá, en el mejor caso, de los ciclos políticos y de la repartición inmediata o a corto plazo del poder público.
La Seguridad Nacional, con todas sus complejidades, va mucho más allá del ahora, es la condición para que el país siente las bases para existir en el futuro y para que se desarrolle en un mundo competitivo de intereses globales. Además de hacerse cargo del crimen organizado transnacional o la corrupción de alta escala, se ocupa de la escasez de agua, de la contaminación de los ecosistemas, la producción de energías, de la competitividad económica, el desarrollo político y el funcionamiento de las instituciones del Estado mexicano.
La visión y marco jurídico de Seguridad Nacional en el país, si bien hay que reconocer su existencia, es inadecuado no solamente para hacer frente al futuro, sino también para responder a las necesidades actuales del país, pues ni logra sentar las bases para acabar con los retos de criminales transnacionales o de debilidad estatal, ni deja vislumbrar, plantear y cuidar una visión de futuro de Nación. Es de tal forma, un marco mayormente administrativo que define algunas funciones y distribuye poderes para instituciones enfocadas, desde ya hace algunos años, a la lucha contra la criminalidad y la corrupción que les impide avanzar en la regulación de la Seguridad Nacional, la interior y en la creación de un sistema de información e inteligencia acorde con los retos y amenazas de la nación.
Para México, es necesario acabar de desarrollar el marco normativo con el cual se puedan moldear las prácticas y valores de los ciudadanos con potencial de destrucción de las comunidades, al país e inclusive global, que proteja y fortalezca a las instituciones públicas y ayude a las sociales y privadas a competir a nivel internacional. Para ello, es prioritario concebir la Seguridad Nacional como algo más allá de la lucha contra el narcotráfico o la corrupción, por más serios que estos sean, para así comenzar la actualización del Sistema de Seguridad Nacional que se ocupe de la preservación de México, la creación de un marco para la Seguridad Interior que se ocupe de la criminalidad y un sistema de información e inteligencia que produzca los insumos para la toma de decisiones.
Las naciones tienen grandes retos de Seguridad Nacional e internacional, algunas se encuentran desarrollando marcos e instituciones que puedan, a la par, luchar y enfrentar los retos y amenazas pasados y actuales, así como los futuros. México, pese a su importancia geopolítica, ha puesto escasa atención a ello, dejando así su Seguridad Nacional en manos de, la mayor potencia de seguridad en occidente, EEUU o gestionando y degradando los retos y amenazas a asuntos de política interior.
En un mundo de mercenarios, guerras tradicionales y virtuales, conflictos híbridos o irregulares, Estados débiles y fallidos, corrupción, terrorismo y criminalidad transnacional, competencia desleal y las consecuencias, económicas y sociales del cambio climático, es conveniente tener un robusto sistema que anticipe y prepare al país para enfrentar los retos y amenazas, humanas y naturales, que dañen seriamente el funcionamiento social, político y económico, dificulten sus desarrollos e impidan el desarrollo y permanencia nacional.
La existencia de un marco normativo e instituciones adecuadas permite lidiar con estos tan disimiles asuntos que afectan a los más de 120 millones de mexicanos en el país, a los 10 que viven en EEUU y, potencialmente, para la población de regiones, continentes o de todo el planeta. A eso ha llegado el poder y la tarea de los responsables políticos, económicos y sociales que dirigen, electos o no, el futuro del planeta y de las naciones; del cual México, sus instituciones y políticos no son ajenos.
Recomendación estratégica: La 4a Transformación tiene la oportunidad de distinguirse de sus antecesores con la renovación y actualización para crear un marco robusto, adecuado a los retos y amenazas presente y con visión a futuro que ayude a asegurar el presente y futuro de la Nación. La, casi inexistente, comunidad de inteligencia del país deberá de comenzar a hacer lo que mejor sabe hacer: persuadir, con información, evidencia y análisis, sobre la importancia y beneficios de que la Nación se ponga al día. Los retos son mayores y se encuentran desasociados de las prioridades inmediatas que rigen al país. La certeza de que México, como lo conocemos, puede desaparecer es una realidad imposible de gestionar sin un marco adecuado para la Seguridad Nacional.
Último momento: Continúa la invasión de Rusia a Ucrania y las consecuencias de un uso de la violencia que comienza a parecer genocidio. Las posiciones en pro de las barbaridades rusas pueden comenzar a contaminar otros campos en negociaciones internacionales para presionar la definición y retroceder en los guiños en pro de la oligarquía rusa. México y la izquierda mexicana tendrán que gestionar con finura su línea ideológica, la realidad geopolítica y los intereses de la Nación que, en este momento, parecen, estar desalineados.
Agradezco los valiosos comentarios de Misael Barrera Suárez, Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en seguridad e inteligencia. Síguelo en @MisaelBarreraS
Fernando Jiménez Sánchez es investigador CONACyT en El Colegio de Jalisco y colaborador del CIS Pensamiento Estratégico. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores; Doctor en Análisis y Evaluación de procesos Políticos y Sociales por la Universidad Carlos III de Madrid, máster en Análisis y Prevención de Terrorismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Síguelo en @fjimsan