El éxito o fracaso del CNI dependerá del nivel de influencia que tenga sobre el Presidente*

El éxito o fracaso del CNI dependerá del nivel de influencia que tenga sobre el Presidente*

La relación entre un presidente y sus respectivas áreas de inteligencia puede llegar a ser difícil. Ni los servicios de inteligencia más avanzados, el de las grandes potencias, se han salvado de tener relaciones de amor-odio con sus respectivas comunidades. Nixon se apoyó en su comunidad de inteligencia para encubrir Watergate; Kennedy mostró recelo al poder de la CIA y eso se reflejo en la fallida invasión a Cuba; A Trump no le gustan nada las investigaciones del FBI por el tema de Rusia; Margaret Thatcher reclamó a su comité de inteligencia el ataque sorpresa de Argentina en las Islas Malvinas; Tony Blair tuvo que enfrentar el fracasó de su comunidad por el tema de las armas de destrucción masiva en Iraq; el Presidente Putin tiene mejor relación con su comunidad de inteligencia actual de la que tuvo Gorbachov con la KGB que incluso participo en el fallido intento de golpe de estado en 1991.

En el tema de México, si bien el Presidente López Obrador creo el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), observamos que la relación entre ambos no es fácil. La Guardia Nacional y la Unidad de Inteligencia Financiera parecieran estar colocados más cerca de las preferencias del Presidente. Una razón que quizá explique esto, pudiera encontrarse en que el CNI no ha podido determinar el nivel de influencia que debe tener sobre el Presidente Lopez Obrador. Un tema central que nunca ha sido resuelto a cabalidad desde los tiempos del CISEN.

Para que la inteligencia sea útil al tomador de decisiones, se tiene que ser capaz de transformar el dato en información y este a su vez en conocimiento útil, operable y en tiempo para que el líder pueda escoger un curso de acción determinado. Sin embargo, si bien el CNI ha tenido una reestructuración muy importante y valiosa para simplificar y hacer más ágiles sus procesos; la realidad es que el reto sigue siendo resolver el dilema central de la inteligencia. Es decir, el énfasis del CNI no tiene que concentrarse en hacer más con menos, sino en 1) ¿Cómo producir mejor inteligencia? Y 2) ¿Qué papel debe desempeñar el CNI en el proceso de toma de decisiones del Presidente Lopez Obrador?

Mientras no resuelvan el nivel de influencia, se corre el riesgo de que el Presidente los considere innecesarios para su toma de decisiones y terminará por boicotear a su propia institución recién creada. En otras palabras, el Presidente terminará por valorar más la información proporcionada por una sola fuente, que son sus propios asesores, que la información producto del esfuerzo conjunto de una área de inteligencia.

Esto es grave por que el tomador de decisiones no puede convertirse en su propio oficial de inteligencia. Si esto sucede, los productores de inteligencia, en este caso el CNI, terminaran considerando que no tiene sentido transmitir a un consumidor el conocimiento operable y entonces la inteligencia habrá terminado. En este punto el consumidor está solo sin más guías que las indicaciones que le de “la bola de cristal».[1]

Es un hecho, y que parece un punto de inflexión, que no queda claro qué es lo relevante para que el Presidente Lopez Obrador elija un curso de acción. Esto dificulta la labor del CNI para saber que tipo de productos debe entregar para hacer más relevante su participación.

Nuestra recomendación sería en que el CNI identifique la necesidad de inteligencia que requiere el Presidente. Al hacerlo podrá encontrar la forma de influir en el. Para ello, será necesario establecer un dialogo que eduque a ambas partes en lo que puede y no puede hacer un servicio de inteligencia como el CNI. La realidad es que, por un lado, los presidentes generalmente saben relativamente poco sobre la forma en que la inteligencia recopila su información o los mecanismos burocráticos que utilizan para llegar a sus juicios. Por otro lado, la inteligencia sabe relativamente poco sobre la naturaleza y el alcance de las discusiones políticas.

No existe una sola forma de vincular inteligencia y política, pero si permitimos que el CNI logre influir más, finalmente las decisiones del Gobierno se verán beneficiadas.

 

Francisco Franco Quintero Mármol es Maestro en Inteligencia y Seguridad Internacional por el King´s College London, Director de CIS Pensamiento Estratégico, consultor, catedrático y conferencista en temas de inteligencia y seguridad

Síguelo en @ffrancoqm

* Este articulo retoma argumentos planteados en lo expuesto por Francisco Franco Quintero Mármol en el artículo Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacinoal (ESISEN), Collecc. Lecturas Básicas de Inteligencia, Vol. 18, Ciudad de México, 2018, pp 147-164 ISNN: 2007-1159.

[1] Betts, Richard K. (2003), ‘The Politicization of Intelligence: Costs & Benefits’ in Betts, R. & Mahnken T.G. eds., Paradoxes of Strategic Intelligence (London: Frank Cass, 2003), p 61